La aparición y posterior caída de los "dientes de leche" es una etapa icónica de la infancia humana, a menudo asociada exclusivamente con nuestro desarrollo.
Sin embargo, la realidad biológica es más amplia: no somos los únicos en poseer esta dentición temporal. Numerosos mamíferos, incluyendo perros, gatos, caballos y primates, también nacen con un conjunto de dientes primarios que eventualmente son reemplazados por una dentición permanente.
La razón es evolutiva y práctica: estos animales, al igual que los humanos, nacen pequeños y crecen rápidamente, necesitando un juego de dientes adaptado a su tamaño y dieta inicial, que luego dé paso a piezas más grandes y fuertes para la adultez.

¿Cuál es la función esencial de los dientes de leche?
Su propósito va mucho más allá de la simple masticación. En los niños, estos 20 dientes temporales son fundamentales para una correcta alimentación durante los primeros años de vida, permitiendo triturar los alimentos y facilitando la digestión. Además, juegan un rol crucial en el desarrollo del habla, ya que la posición de la lengua y los labios al pronunciar ciertos sonidos depende directamente de la presencia y alineación de estos dientes.
Quizás su función más vital es actuar como guías para los dientes permanentes. Cada diente de leche "reserva" el espacio para su sucesor adulto, asegurando que las piezas definitivas erupcionen en la posición correcta.
Si un diente de leche se pierde prematuramente debido a caries o traumatismos, el espacio puede cerrarse, provocando problemas de alineación y apiñamiento en la dentición permanente. Por ello, a pesar de ser temporales, su cuidado es tan importante como el de los dientes definitivos, garantizando una base sólida para una sonrisa sana y funcional a lo largo de toda la vida.