Minería No
"¿Permitiremos que Minera San Jorge seque el arroyo El Tigre?"
El autor de la columna, Marcelo Giraud, cuestiona los efectos que puede llegar a tener el proyecto minero San Jorge en el arroyo El Tigre.En agosto de 2011, los diputados mendocinos, a instancias del fundamentado y masivo repudio popular, rechazaron por unanimidad el proyecto de Minera San Jorge. Y en diciembre de 2019, luego de las mayores movilizaciones de nuestra historia provincial, el gobernador y los legisladores terminaron reconociendo que la megaminería metalífera no tiene licencia social en Mendoza, y nos devolvieron la Ley 7722. En ambas ocasiones, pareció que la discusión ya había quedado definitivamente saldada. Pero aquí estamos, debatiendo una vez más no sólo en torno a la megaminería, sino al proyecto que los nuevos dueños y viejos personeros locales de Minera San Jorge pretenden imponernos en el valle de Uspallata, aguas arriba del oasis norte donde vivimos 3 de cada 4 mendocinos. El mismo proyecto que la sociedad mendocina rechazó en 2010, hoy con mínimos cambios, pero conceptualmente idéntico.
Revisar críticamente la enorme gama de cuestiones relativas al proyecto San Jorge excedería muy ampliamente el espacio de una nota periodística. Como botón de muestra, el expediente ya acumula 386 páginas de dictámenes (técnico de la Fundación UNCuyo y sectoriales de 15 organismos estatales), muchas de ellas lapidarias respecto de los errores, falencias metodológicas e información faltante en el informe presentado por la empresa. Por ello, abordaremos aquí sólo un aspecto clave, tanto para el ambiente como para la propia minera: el arroyo El Tigre y los impactos de la extracción del agua que requeriría la mina en caso de concretarse.
Una de las falencias más asombrosas del proyecto rechazado en 2011 fue el ínfimo período durante el cual la minera había aforado el arroyo El Tigre, que declara ser la única fuente de agua con que abastecería la mina, y que constituye un insumo crítico para procesar el mineral. Considerando los escasos 21 meses de mediciones informadas (30/5/2007 al 4/3/2009), el caudal promedio fue de 302 l/s, mucho menor en invierno y mínimo en setiembre con 156 l/s, apenas superior a los 141 l/s que consumiría la mina. Dado que durante ese período el Departamento General de Irrigación (DGI) registró en la cuenca del río Mendoza caudales superiores a la media histórica, y la gran variabilidad interanual de las nevadas y los caudales resultantes, en inviernos secos el caudal del arroyo El Tigre sería mucho menor a los 141 l/s requeridos por la mina. Además, nunca se debe secar por completo el arroyo sino respetar un caudal ecológico para preservar los valores ecosistémicos del cauce. Por ello, el Consejo Provincial del Ambiente dedicó 7 páginas de su dictamen sectorial de 2010 a este déficit de caudales en invierno, que se agravaría aún más en años de nevadas escasas, sin que la empresa respondiera a lo planteado.
En el “nuevo” proyecto presentado en enero de 2025 por Minera San Jorge, cabía esperar una serie mucho más larga y consistente de aforos del arroyo El Tigre. Sin embargo, el período informado abarca del 25/10/2008 al 2/4/2010: apenas 17 meses, solo el invierno 2009 (“húmedo” según el DGI), eliminando los registros del 30/5/2007 al 24/10/2008 (17 meses), y sin datos para los últimos 14 años y 9 meses, durante los cuales la empresa dejó de medir una de las variables más críticas para su proyecto megaminero. ¿Quizás porque las nevadas fueron muy escasas durante más de una década (llamada “megasequía” por la comunidad científica), y en el Aº El Tigre durante muchos meses los caudales fueron muy probablemente inferiores a 141 l/s e incluso a 100 l/s, y de haber sido aforados y registrados, esos datos serían letales para la viabilidad del proyecto? ¿O por desidia, o reticencia a hacer las ínfimas inversiones necesarias -comparadas con la magnitud del proyecto- para dar continuidad a los aforos? ¿O porque, en contra de lo afirmado categóricamente en el Informe de Impacto Ambiental (IIA), la empresa prevé recurrir a otra fuente de agua, además del arroyo El Tigre?
En su IIA y sus mensajes a la sociedad en general, la empresa afirma que sólo utilizará el 45% del caudal medio del arroyo, sin aclarar que ese valor fue calculado sobre apenas 17 meses de aforo, y no considera los mínimos invernales, los años secos, ni la tendencia a disminución de caudales por cambio climático. Con respecto al caudal ecológico, el IIA afirma que la extracción de 141 l/s al caudal medio de 318 l/s deja un caudal ecológico remanente de 177 l/s, superior a los 150 l/s calculados en el apartado Ecohidrología. Sin embargo, allí mismo se calculan 100 l/s de caudal ecológico para el caso del mínimo mensual, lo cual sería incompatible con la extracción de los 141 l/s requeridos por la mina, en los frecuentes casos que el caudal es inferior a 241 l/s, y en ocasiones incluso menor a 100 l/s.
El Dictamen Técnico de la FUNCuyo es contundente y reiterativo sobre este problema y sus implicancias. Valga una recopilación -no exhaustiva- de citas del mismo:
- “El documento detalla que los últimos datos de aforo pertenecen al periodo 2008-2010. Los mismos fueron medidos en diferentes escalas temporales (error no menor en un régimen hidrológico de montaña) y con un sistema de aforador que presenta deficiencias técnicas.”
- “Para poder caracterizar fehacientemente el caudal de un cauce, serían necesarios valores medidos durante un período más extenso. Se recomienda ampliar el aforo en dichos sitios durante el lapso más extenso posible (recomendado: 30 años).”
- “El balance hídrico del proceso no es preciso. Los datos están desactualizados y no se ha demostrado con claridad que, en períodos de estiaje, el caudal del A. El Tigre sea suficiente para abastecer los requerimientos operativos sin comprometer el caudal ecológico.”
- “Abastecimiento de agua: no se tiene en cuenta posibles disminuciones del caudal del Arroyo El Tigre ocasionadas por el cambio climático.”
- “No se modelan los cambios en caudal del arroyo El Tigre, no pudiendo preverse cuál será el comportamiento del arroyo a futuro. Teniendo en cuenta que en los últimos años toda la zona ha sufrido una mega sequía que disminuyó el caudal de todos los cauces de agua de la región (Masiokas et al. 2020; Rivera et al 2021, 2022, Alvarez et al 2024), resulta de importancia poder prever el comportamiento probable del arroyo El Tigre.”
- “Se recomienda incluir un monitoreo de caudal en el Arroyo El Tigre que permita evaluar el equilibrio entre abastecimiento de la mina y caudal ecológico. Durante la visita al sitio, se mencionó que se medirá y que se respetará el caudal ecológico parando la planta de producción ante disminuciones por congelamiento y peligro de no garantizar el caudal ecológico. Esto debe quedar tipificado y explícito en el Plan de Monitoreo.”
- “La evaluación del impacto por consumo de agua del Arroyo El Tigre se basa en cálculos de caudales desactualizados, lo que dificulta una cuantificación precisa de los efectos sobre el caudal del arroyo y las reservas de agua subterránea. Es recomendable actualizar los datos de caudales utilizados en la evaluación del impacto, incorporando mediciones recientes que reflejen la variabilidad estacional e interanual del régimen hidrológico.”
- “Se sugiere incluir en la línea de base y en el diseño del proyecto: Estimación de los cambios previstos en las fuentes de agua del arroyo El Tigre y en su caudal. Inclusión de la estrategia de adaptación del proyecto al contexto de cambio climático considerando usos en los que también se incluya el uso ecosistémico.”
- “En los impactos sobre la fauna, no se analiza en profundidad el impacto de la reducción del caudal del arroyo El Tigre y la recarga de la Ciénaga de Yalguaraz sobre la fauna por su efecto sobre los lugares de abrevaderos, reproducción e indirectos a través de la productividad vegetal. Se estima que la disponibilidad de agua alcanza para mantener el caudal ecológico calculado en 150 l/s, sin embargo, esto es sólo cierto cuando el caudal del arroyo sea igual o mayor a la media medida entre 2008 y 2010, aunque es probable que muchos años no llegue a ese caudal como ha ocurrido en otros arroyos de la zona en la última década. La empresa manifiesta: “En efecto no se prevé la explotación de agua subterránea para el abastecimiento del PSJ, por lo cual la depresión del acuífero no es un impacto presente en el desarrollo del PSJ.” La disminución de la recarga tiene efecto sobre el acuífero, aunque no se emplee actualmente.”
- “Abastecimiento de agua: no se tiene en cuenta posibles disminuciones del caudal del Arroyo El Tigre ocasionadas por el cambio climático.”
- “El análisis de cambio climático sólo se focaliza en estaciones que están en la misma cota que la explotación, no considerando los cambios en las precipitaciones de alta montaña. De la misma forma, no se modelan los cambios en caudal del arroyo El Tigre, no pudiendo preverse cuál será el comportamiento del arroyo a futuro. Incluir estrategia de adaptación del proyecto al contexto de cambio climático.”
- “Si bien no se prevé una extracción del recurso hídrico subterráneo a través de una instalación de bombeo, el uso y derivación del agua del arroyo para las tareas operativas de la planta afecta de manera directa la recarga del sistema hidrológico. Se recomienda entonces reevaluar el impacto sobre los niveles de agua subterránea.”
- “Los datos de caudales, con los que se han realizado las estimaciones de consumo, están desactualizados y no contemplan las variabilidad estacional e interanual de los ciclos hidrológicos. Las estimaciones del impacto del proyecto sobre la cantidad de agua consumida y el consiguiente impacto sobre la recarga, debe ser estimada con nuevas mediciones de caudal que representen la situación hidrológica actual del área de operación de la mina. Se recomienda realizar nuevas mediciones de caudal con metodologías acordes a la hidrodinámica de los ríos de montaña, para hacer estimaciones más precisas sobre la demanda de agua del proceso y cómo ésta afectará al balance hidrológico de la cuenca y a los sistemas biológicos que dependen de ella.”
- “El caudal del arroyo El Tigre con el que realizaron las previsiones de uso de agua fue registrado durante un período muy corto, desde el día 25 de octubre de 2008 al 02 de abril de 2010. Este período podría no ser representativo del caudal medio del arroyo a largo plazo. Si se analiza la variabilidad regional de los caudales (Rivera et al 2021, 2022, Alvarez et al 2024), se observa que el período analizado está en un período de mayor caudal que la media de los años posteriores hasta el 2024. Inclusive, según datos del Sistema Nacional de Información Hídrica, se observa este patrón en el caudal del Arroyo Los Patos (ubicado al Norte del analizado), en el que durante las dos temporadas hidrológicas medidas el caudal promedio fue de 21 m3/s, mientras que el período 2010-2024 el promedio fue de 10,4 m3/s. Además, mediciones puntuales presentadas en el IIA en fechas posteriores presentan valores inferiores a la media del período de referencia. Esto hace pensar que es posible que la variabilidad en la disponibilidad de agua en el arroyo sea limitante al desarrollo del proyecto y el mantenimiento del caudal ecológico.”
- La penúltima frase del párrafo anterior refiere a que en el “Estudio de Línea de Base, Calidad de Agua Superficial”, la propia consultora GT responsable del IIA, estimó caudales muy escasos durante el año hidrológico 2021-2022: 77 l/s (diciembre), 154 l/s (marzo), 38 l/s (junio) y 112 l/s (setiembre).
- Queda claro el énfasis con que el equipo interdisciplinario de la FUNCuyo señaló el problema en su Dictamen Técnico de 186 páginas. Semanas después, Minera San Jorge respondió a algunos planteos recibidos, pero no aportó nada nuevo sobre este, pues la Autoridad Ambiental Minera no le envió dicho Dictamen completo sino un Informe de 4 páginas, que no incluye la cuestión de los caudales.
- Minera San Jorge deberá responder ahora, entre otros, al Dictamen Sectorial del DGI, el cual presenta una larga lista de requerimientos a cumplir por la minera antes del inicio de la construcción, y en las siguientes etapas del proyecto. Es lamentable que ninguno de ellos se exija como condición previa a la Declaración de Impacto Ambiental, dado que en muchísimos casos son informaciones que ya deberían estar incluidas en el IIA para evaluar correctamente el proyecto y sus impactos. Es probable pues que Minera San Jorge se limite a la promesa de cumplir más adelante con lo solicitado por el DGI, por ejemplo:
- “Actualizar registro histórico de caudales aforados en el Aº El Tigre. Relevamiento de sección de aforo”, “Definir la línea de base del caudal y calidad del Arroyo El Tigre, fundado en criterios hídricos y de caudales históricos. Acompañar con estudio hidrológico de base, incluyendo mínimos mensuales, recurrencia y escenarios de estrés hídrico proyectados por cambio climático”, “Presentar plan de evaluación de escenarios prospectivos por cambio climático para el Aº El Tigre, contemplar que el mismo sea suficiente para abastecer las actividades del proyecto”, “Registro de fuentes alternativas de agua (si existieran) y su correspondiente autorización específica por parte de DGI”, “Establecer medidas de ajuste en caso de sequías o condiciones de emergencia hídrica, incluyendo suspensión parcial o total de captaciones”.
Las dos últimas instrucciones del DGI, y el dictamen de la FUNCuyo que menciona la posibilidad de parar la producción por falta de agua, evidencian que el caudal del Aº El Tigre constituye una restricción muy severa a la viabilidad del proyecto: en ciertas temporadas, ni siquiera secándolo por completo cubriría el consumo de agua de la mina. Sería muy importante que todos aquellos mendocinos ilusionados con un eventual trabajo para Minera San Jorge tengan claro que, en caso de sequía prolongada, la suspensión parcial o total de la explotación por escasez de agua en el arroyo es una posibilidad muy concreta, de la cual ya hubo antecedentes en Chile por efecto de la megasequía.
Como también sería muy deseable que cese la injusta estigmatización, persecución y criminalización a tantas mendocinas y mendocinos, que desde hace 20 años venimos resistiendo a la megaminería, y particularmente desde 2008 al proyecto San Jorge.
El valle de Uspallata, el millón y medio de personas que habitamos aguas abajo en el norte provincial, y toda Mendoza, no necesitamos la megaminería con sus enormes impactos negativos. Por duro que sea este presente, otras alternativas son mucho más válidas para tender al Buen ConVivir como sociedad, cuidando el ambiente y nuestros territorios.