Poder y negocios
Cómo llegaron los Eskenazi a YPF y el rol de los Kirchner
Comenzaron con una empresa constructora pero siempre estuvieron cerca de poder polìtico.Su relación con los Kirchner se forjó previamente en Santa Cruz, donde el grupo controlaba bancos y era contratista de obra pública. Cuando Cristina Kirchner estatizó YPF en 2012, esto llevó al actual litigio con el fondo Burford Capital, que reclama una millonaria indemnización a Argentina, dado que los derechos de los Eskenazi pasaron a este fondo.
El bajo perfil es un deseo que el influyente apellido Eskenazi rara vez logra mantener. Cada diez o quince años, esta poderosa familia argentina irrumpe en los titulares de los medios, desafiando sus propios esfuerzos por pasar desapercibidos. La última vez que su nombre resonó con fuerza fue por un fallo judicial favorable a fondos de inversión estadounidenses en la demanda por la estatización de YPF. Aunque hoy están lejos del epicentro, fueron precisamente las acciones que los Eskenazi tuvieron en la petrolera las que encendieron la mecha de la demanda de Burford Capital, según publicó La Nación.
La primera irrupción mediática de los Eskenazi data de finales de 2007. En un movimiento que sorprendió al mundo petrolero, el presidente Néstor Kirchner eligió al Grupo Petersen, controlado por los Eskenazi, para ser el socio local de la española Repsol en YPF. Lo más llamativo era que, de la noche a la mañana, se convertían en uno de los dueños de la mayor empresa de Argentina (en ese entonces, YPF superaba con creces a Mercado Libre), a pesar de su casi nula experiencia en el sector energético.
El origen del grupo estaba en la construcción y las finanzas. Enrique Eskenazi, figura central y motor de todos los negocios familiares hasta su fallecimiento en enero de este año, era ingeniero químico. Tras formarse y complementar sus estudios en EE.UU., inició su carrera en Bunge & Born. En 1980, ingresó como gerente a la constructora Petersen, Thiele & Cruz SA y, en poco tiempo, trascendió el rol de ejecutivo para convertirse en accionista controlante.
A partir de los años 90, ya al frente de su propia compañía, Eskenazi padre orquestó una transformación y expansión. Se adentró en sectores estratégicos como los servicios urbanos, la agroindustria y, fundamentalmente, el financiero, conformando un sólido holding de negocios. Curiosamente, para bautizar el grupo, no usó su apellido, sino el de los socios fundadores de la constructora que había adquirido, según La Nación.

Su ascenso a las grandes ligas empresariales se consolidó en 2008, cuando Repsol les vendió un 14,9% de YPF por expresa sugerencia de Néstor Kirchner, y lo más notable: sin que el Grupo Petersen tuviera que hacer prácticamente ningún desembolso inicial.
La relación con la familia Kirchner había comenzado a mediados de los 90, cuando el grupo se hizo con el control del Banco de Santa Cruz por algo más de US$10 millones, en un momento de grave crisis financiera para la entidad. Previamente, en 1995, habían comprado el Banco de San Juan. "Kirchner nos respeta porque sabe que le agarramos un banco que estaba hecho puré y hoy da dinero", repetía Eskenazi, según revelan Pablo Fernández Blanco y Esteban Rafele en Los patrones de la Argentina.
Esta buena sintonía con la administración kirchnerista en Santa Cruz les abrió las puertas a otros negocios, convirtiéndolos rápidamente en uno de los mayores contratistas de obra pública en la provincia. Con Néstor Kirchner ya en la Casa Rosada, el grupo siguió consolidando su imperio financiero al sumar el Nuevo Banco de Santa Fe y el Banco de Entre Ríos. Paralelamente, se diversificaron en seguros (Qualia), servicios de parquizaciones (Mantenimientos y Servicios) y el sector vitivinícola (bodega Santa Sylvia), hoy en manos de Sebastián y Matías Eskenazi, hijos de Enrique y Hazel Sylvia Toni Storey.
La compleja financiación para la compra de YPF involucró a Petersen Energía, una sociedad española del grupo argentino, que recibió un préstamo de US1018millonesdeunconsorciodebancosinternacionalesyotroporUS1015 millones de la propia Repsol, bajo el esquema de "vendor’s loan". Los Eskenazi aportaron apenas un poco más de US$100 millones. Para saldar el préstamo con Repsol, se les permitió usar hasta el 90% de las ganancias de la petrolera. Antonio Brufau, entonces presidente de Repsol, justificó la elección de Eskenazi por su "experiencia en mercados regulados".
En 2011, el Grupo Petersen sumó un 10% adicional de YPF. Sin embargo, apenas un año después, el gobierno de Cristina Kirchner decidió avanzar con la estatización de la petrolera. Esta medida fue el detonante del actual litigio de Argentina con Burford Capital, el fondo que adquirió, a través de la justicia española, la quiebra de Petersen Energía y, con ella, los derechos a demandar a la República Argentina.