En Mendoza hay más de 33 mil universitarios pobres
El deterioro del mercado laboral y los cambios tecnológicos afectan incluso a quienes tienen estudios superiores. Economistas advierten que la educación ya no es garantía de ingresos estables.
Aunque la pobreza bajó en el Gran Mendoza del 47% al 42,2% entre el segundo semestre de 2023 e igual período de 2024, la situación sigue siendo preocupante. En toda la provincia, hay 669.509 personas en situación de pobreza, según la DEIE, y entre ellas, 33.611 tienen estudios terciarios o universitarios. Esta cifra revela un fenómeno creciente: tener un título ya no garantiza ingresos suficientes para superar la línea de pobreza, fijada en $899.492 mensuales para una familia tipo en diciembre pasado.
Economistas como Raúl Mercau y Daniel Garro advierten que la sobreoferta de profesionales, la automatización y el avance de tecnologías como la inteligencia artificial están erosionando el valor de muchos títulos universitarios. Además, destacan que las habilidades prácticas pesan más que los diplomas, y que el sistema educativo argentino no se está adaptando a las necesidades del mercado.
La situación es especialmente adversa para las mujeres: representan el 69% de los universitarios pobres. Ambos especialistas coinciden en que, sin una reforma profunda en la orientación de la educación y en las políticas públicas, esta tendencia podría agravarse. El mercado ya no busca títulos, sino competencias específicas y capacidad de adaptación.
Según el último informe socioeconómico publicado por el Indec, el índice de pobreza bajó del 47% al 42,2% en el Gran Mendoza, entre el segundo semestre de 2023 e igual período de 2024 (aún no hay datos de 2025). Sin embargo, los números siguen siendo altos y hay algunos detalles que generan una gran preocupación. Uno de ellos, es que en la provincia hay 33.611 personas que son pobres aún teniendo estudios universitarios.
El número se desprende de la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE). De acuerdo con el informe, sobre el total de la población urbana de Mendoza (1.721.103 persona), hay 669.509 que sobre pobres (38,9%). El número difiere del informado por el Indec porque la población medida es mucho mayor (el organismo nacional limita su análisis al Gran Mendoza, mientras que la DEIE evalúa todo el territorio provincial). Ahora bien, de esos 669.509 pobres, hay 33.611 (5% del total) que tienen un nivel de educación terciario o universitario, de los cuales 10.574 son hombres y 23.037 son mujeres.
Es importante recordar que son técnicamente consideradas "pobres" aquellas personas cuyos ingresos no llegan a cubrir el costo de una Canasta Básica Total (CBT), es decir que no pueden hacer frente a todas sus necesidades básicas. En diciembre del año pasado, mes en el que se terminaron de reunir los datos para el estudio, la CBT se ubicó en $899.492,43 para una familia tipo.
Pobreza y educación: una brecha que ya no sorprende
Que una persona con estudios universitarios esté bajo la línea de pobreza puede parecer, a simple vista, una contradicción. Sin embargo, los economistas explican que se trata de un fenómeno cada vez más común, tanto a nivel local como internacional.
Economistas advierten que la sobreoferta de profesionales y los cambios tecnológicos están erosionando el valor de muchos títulos.
Para Raúl Mercau, economista y profesor universitario, si bien los estudios tienden a reducir la probabilidad de caer en la pobreza, ya no son una garantía de ingresos suficientes. “Tener un título universitario no es garantía. Hay muchas carreras que, en algún momento, parecían asegurar buenos empleos e ingresos, pero eso no ha prevalecido en el tiempo. Hoy, incluso algunos trabajos tecnológicos que no exigen formación universitaria se pagan mucho mejor que aquellos para los que se requieren años de estudio”, señaló Mercau.
Y agregó: “Estamos en un momento de grandes transformaciones. La irrupción de la robótica, la inteligencia artificial y otras tecnologías no solo están reemplazando trabajos repetitivos, sino que también ponen en duda el futuro de tareas más complejas que antes parecían exclusivas del razonamiento humano”.
Por otro lado, el economistas explicó que, el hecho de que haya más mujeres universitarias pobres que hombres verifica una tendencia general en el mercado laboral de discriminación por género. “Probablemente la situación laboral de las mujeres es peor que la de los hombres, aunque tengan el mismo nivel educativo”, indicó.
Mercado laboral, carreras saturadas y cambios tecnológicos
En la misma línea se expresó Daniel Garro, economista y director de la consultora Value International Group, quien coinidió en que “tener un título universitario no te asegura absolutamente nada en el mundo de hoy, no solamente en Mendoza, en Argentina, sino en el mundo entero”.
“Las principales empresas del mundo, como Amazon o Tesla, cada vez le prestan menos atención a los diplomas. Lo que buscan es conocimiento, no títulos. Si además tenés un título, genial. Pero lo importante es que sepas hacer lo que ellos necesitan. Por eso, incluso las formas de evaluar a los candidatos están cambiando radicalmente”, explicó Garro.
“Tener un título ya no alcanza; el mercado valora habilidades concretas, no diplomas”, sostuvo el economista Daniel Garro.
Para él, uno de los principales problemas del sistema educativo argentino ha sido permitir el ingreso irrestricto a determinadas carreras, lo que generó una sobreoferta de profesionales. “Si la oferta supera a la demanda, el valor cae. Pasa con los contadores, los abogados, los escribanos. El mercado no los necesita en la cantidad en la que se los forma, y eso termina bajando el valor de su trabajo”, indicó.
Garro advirtió, además, que muchas de las tareas que hoy realizan profesionales universitarios van a desaparecer en los próximos años por la automatización y el avance de tecnologías como la inteligencia artificial y la blockchain. “Ya existen sistemas de resolución de conflictos mediante smart contracts que eliminan la necesidad de escribanos, abogados y hasta jueces. Las liquidaciones de sueldos y declaraciones de impuestos también pueden ser hechas por IA. Las universidades siguen formando gente que el mercado no quiere”, lamentó.
Una transformación que interpela al sistema educativo
Más allá de las variables coyunturales, ambos especialistas coincidieron en que hay aspectos estructurales del sistema que deben revisarse con urgencia. “Hay que repensar la asignación de los recursos en educación. No todas las profesiones que hoy se enseñan son las que la economía está demandando”, dijo Mercau. A su juicio, la educación pública sigue siendo clave para los sectores de menores ingresos, pero requiere una profunda reformulación.
Garro, por su parte, llamó a los estudiantes a diferenciarse: “Podés seguir estudiando en la misma carrera, pero empezá a agregarle valor. Si no, vas a ser un administrativo con título. Y eso el mercado ya no lo paga”.
Ambos coinciden en que la pobreza entre personas con estudios superiores podría incluso agravarse si no se modifican las políticas educativas y las estrategias de formación. La idea de que un título universitario es sinónimo de bienestar económico parece haber quedado atrás.