El Valle de Chao, en la región de La Libertad, Perú, ha sido el escenario de un hito arqueológico sin precedentes. En la enigmática Huaca Yolanda, un equipo de investigadores liderado por la Dra. Ana Cecilia Mauricio de la PUCP, desenterró un mural policromo que data del Periodo Formativo, con una antigüedad estimada entre 3.000 y 4.000 años.
Este descubrimiento no es solo un vestigio más; es una pieza clave para comprender las civilizaciones preincaicas de la costa norte peruana.
Lo que hace a este mural milenario verdaderamente único son sus características artísticas. Sus diseños, que incluyen representaciones de estrellas y enigmáticas figuras similares a peces con redes de pesca, exhiben una sofisticación y una técnica nunca antes registradas en la región.
La Dra. Mauricio enfatiza que este estilo decorativo es singular, marcando un antes y un después en el estudio del arte de la época.
Sin embargo, la emoción del descubrimiento arqueológico se mezcla con una profunda preocupación. La Huaca Yolanda se encuentra en una zona vulnerable, asediada por la expansión incesante de los cultivos agrícolas y la amenaza constante de los saqueos.
Archivo personal / Ana Cecilia Mauricio
La maquinaria pesada, utilizada en las labores del campo, está causando daños irreparables a este patrimonio cultural, y la falta de señalización y protección institucional lo deja expuesto.
Ante esta situación crítica, la Dra. Mauricio ha lanzado un llamado urgente a las autoridades del Ministerio de Cultura, así como a los gobiernos regionales y municipales. La protección de este invaluable sitio no es solo una responsabilidad académica, sino una cuestión de identidad cultural para el Perú.
Este hallazgo, fruto de años de investigación y el esfuerzo de estudiantes y egresados de arqueología, subraya la necesidad imperante de salvaguardar estos tesoros ancestrales.
La preservación del mural de Huaca Yolanda es vital para que las futuras generaciones puedan conectar con su rica historia y comprender la complejidad de las antiguas sociedades que habitaron la costa norte de Perú.
Es un recordatorio tangible de la riqueza del patrimonio cultural que yace bajo nuestros pies y la urgencia de protegerlo.