El ajo es una verdura conocida por su gran cantidad de beneficios para la salud. Sin embargo, muchas personas se resisten a incorporar a su dieta por su fuerte sabor, que muchas veces perdura en el paladar más de lo deseado.
Es una realidad que un diente de ajo puede mejorar una comida o darle un toque extra de sabor. Miles de recetas tienen este ingrediente en muy variadas formas. Pero además, hay quienes, convencidos de sus cualidades, suelen comer un diente de ajo en ayunas cada día.

Porque deberías comer ajo crudo
La mejor forma de consumir ajo, si lo que queremos es aprovechar sus nutrientes, es crudo y bien picado. Al cortarlo o triturarlo, se libera una sustancia llamada alicina, una molécula con potentes propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias.
La alicina sólo aparece cuando el diente de ajo es manipulado, ya que se trata de un mecanismo de defensa natural de la planta. Esta sustancia puede ayudar a reforzar el sistema inmunológico, combatir virus, bacterias y hongos, e incluso proteger frente a infecciones respiratorias. Esta sustancia se descompone con el calor. Por eso, si queremos aprovecharla, hay que comer el ajo crudo.
Cinco razones por las que deberías comer ajo crudo
- Fortalece el sistema inmunológico. El ajo es rico en vitaminas y minerales como la vitamina C, B6, manganeso y selenio.
- Mejora la salud cardiovascular. Los compuestos del ajo pueden ayudar a reducir el colesterol LDL ("malo"), la presión arterial y prevenir la formación de coágulos sanguíneos.
- Estudios sugieren que el ajo puede ayudar a reducir la presión arterial, especialmente en personas con hipertensión, gracias a sus propiedades vasodilatadoras.
- Actúa como antibacteriano y antifúngico. El ajo contiene compuestos que pueden ayudar a combatir bacterias y hongos, incluyendo algunas cepas resistentes a antibióticos.
- Propiedades antioxidantes y anticancerígenas. Los antioxidantes presentes en el ajo pueden ayudar a proteger las células del daño causado por los radicales libres, reduciendo el riesgo de enfermedades crónicas, incluyendo algunos tipos de cáncer.