El paraíso está en la Argentina y a unos kilómetros de Mendoza. Se trata de un parque nacional con fauna salvaje, ideal para conocer.
El Parque Nacional El Rey, establecido en 1948, es un tesoro natural ubicado en la provincia de Salta, Argentina, a unos 203 km de su capital. Con una extensión de 44.162 hectáreas, este parque se erige como un guardián vital de la biodiversidad, preservando ecosistemas únicos de las ecorregiones de las Yungas y el Chaco Seco. Su geografía es notable, abarcando desde los 700 hasta los 2300 metros sobre el nivel del mar, lo que le confiere una rica variedad de paisajes y microclimas.
Las Yungas, o selvas de montaña, dominan gran parte del parque, ofreciendo una vegetación exuberante y estratificada. Se distinguen bosques siempreverdes en las zonas más bajas y deciduo en altitudes mayores, creando un espectáculo de colores y formas a lo largo del año. Hacia el este, el paisaje transiciona hacia el Chaco Serrano, con sus características propias de bosques más secos. La red hídrica del parque, con ríos y arroyos, es hogar de diversas especies de peces nativos, incluyendo dorados, bogas y sábalos.

La fauna del Parque Nacional El Rey es excepcionalmente diversa, convirtiéndolo en un sitio privilegiado para la observación de vida silvestre. Es especialmente reconocido por ser uno de los pocos lugares en Argentina donde se pueden avistar grandes mamíferos con facilidad, siendo el tapir, el mamífero terrestre más grande de Sudamérica, su emblema. Además, el parque alberga numerosas especies de aves, muchas de ellas amenazadas, lo que le ha valido la designación de Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA). Entre otras especies destacadas se encuentran el mono caí, el puma y el venado de las pampas.
Más allá de su valor natural, el Parque Nacional El Rey posee una rica historia cultural. La región fue habitada por comunidades agricultoras en la era precolombina y, en el siglo XVIII, sirvió como un fuerte de frontera. Posteriormente, se transformó en una estancia ganadera antes de su designación como Parque Nacional. Vestigios de esta historia, como antiguos corrales y el majestuoso "Cedro del Rey", aún se pueden observar, fusionando la naturaleza con el legado humano.
La mejor época para visitar el Parque Nacional El Rey es de abril a noviembre, durante la estación seca, ya que el acceso puede volverse intransitable en la temporada de lluvias (diciembre a marzo). Ofrece actividades como senderismo, avistaje de fauna y flora, y áreas de acampe, convirtiéndolo en un destino ideal para el ecoturismo y la aventura. El parque se erige como un ejemplo fundamental de conservación, protegiendo tanto la riqueza biológica como el patrimonio cultural del noroeste argentino.