Indicadores sociales
Por menos inflación y más ayuda estatal, bajó la pobreza infantil en el Gran Mendoza 21,5 puntos
El indicador pasó del 69,1 al 47,6% entre el primer semestre del 2024 contra el mismo período del 2025. Hay 51.591 niños menos en esa situación según la medición de la pobreza por ingreso. Así lo indica el Indec sobre la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares.A pesar de la mejora estadística, voces desde la Pastoral Social y merenderos locales matizan el optimismo. Aunque la baja es significativa, la cifra del 47% sigue siendo extremadamente alta ("uno de cada dos niños es pobre"), y hay una preocupación profunda por la calidad de vida y la formación integral de estos niños, más allá del asistencialismo. Desde el terreno, la directora de un merendero señala que, si bien puede haber habido ingresos temporales, la asistencia a su comedor no ha disminuido, y advierte sobre problemas de malnutrición por exceso de carbohidratos. El futuro plantea un desafío, ya que se prevé que la fuerte desaceleración de la inflación hará que la baja de la pobreza se desacelere en los próximos períodos.
La pobreza infantil bajó en Mendoza entre el primer semestre del 2024 y el mismo período del 2025 del 69,1 al 47,6; el porcentaje más bajo de los últimos seis años. Concretamente bajó 21,5 puntos y salieron de esa situación 51.591 niños de entre 0 y 14 según los indicadores del Indec realizados en base a la base de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares.
Hay tres puntos clave que explican la baja de la pobreza infantil. Uno es los problemas metodológicos, el otro la baja de la inflación y por último las transferencias que reciben desde el Estado los sectores más desprotegidos.

Con relación al primero desde el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina se vienen insistiendo con que se utiliza una canasta para definir el monto de la línea de pobreza, que no ha sido actualizada desde el 2004-2005. Así entonces la ponderación de los gastos no es real. Un ejemplo, en el 2004-2005 el gasto en servicios implica el 50% de lo que hoy debería considerarse. ¿Cuál es la buena noticia? Que la administración Milei ha tomado nota de esto y al menos, el Índice de Precios al Consumidor (Inflación) ha sido revisado y el mes próximo comienza con una nueva ponderación mucho más real.
El efecto de la inflación es determinante porque al bajarla, el indicador de la línea de la pobreza, es decir la cantidad de ingresos necesarios para no ser pobre, no sufre variaciones tan marcadas mes a mes y así va bajando en la medida que los salarios vayan subiendo.
El punto de las transferencias es muy importante porque hace a estas cuestiones y el gobierno de Milei aumentó mucho los montos tanto de la Asignación Universal como el de la Tarjeta Alimentar. De esta forma, los sectores más bajos, incrementan los ingresos y se aleja la posibilidad de estar por debajo de la línea de pobreza.
Ianina Tuñon, es coordinadora del Barómetro de la Infancia del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina y es especialista en Desarrollo Humano de la Infancia. Destaca que durante la administración Milei hubo una fuerte recomposición de los ingresos de las clases más bajas debido a que recibieron más dinero por la Asignación Universal por Hijo. En diciembre cobraron $ 122.492 pesos por cada hijo.
Lo mismo pasó con la Tarjeta Alimentar y de esta última además se aumentó la cobertura a los adolescentes de hasta 17 años, antes cubría hasta los 14 años. En diciembre los montos están en $ 52.250 para familias con un hijo o beneficiarias de Asignación por Embarazo (AUE); de $ 81.936 para dos hijos y de $108.062 para tres o más hijos.
Además, para los más chicos hay transferencias complementarias en el marco del plan mil días. Incluye un conjunto de beneficios que van desde el Complemento Leche (un monto mensual para productos de alimentación, que está rodea los $ 47.000 por menor) y un pago único por nacimiento de unos $ 71.000.
“Buena parte estas transferencias explican la merma de la pobreza en un contexto de una caída muy fuerte de la inflación con procesos de recomposición salarial que se dieron en los sectores formales de la economía y también en menor medida en los sectores informales de la economía”, indica Tuñón y agrega: “Además sucedió en un contexto del mercado de trabajo que no ha tenido tanta pérdida de puestos de empleo como se preveía”.
Con las botas en el barro
Gabriela Carmona, dirige el merendero Horneritos ubicado en El Algarrobal (Las Heras) y dice que le cuesta ver un descenso de la pobreza infantil. “Quizá bajó porque los padres consiguieron trabajos temporales en la cosecha de ajo y tomate y con el aumento en la Asignación Universal también se hizo más llevadero para la gente, pero al merendero siguen viniendo niños, la misma cantidad que el año pasado. Por lo menos lo que nosotros vemos sigue igual, vienen chicos y están en una pobreza extrema. Como siempre digo, los que saben son los que estudian estos temas, pero yo no lo veo en el merendero”.
Agregó también que están malnutridos por el exceso de carbohidratos debido a que es uno de los alimentos más baratos, dijo que están obesos e insistió: “Al merendero vienen 800 personas, la misma cantidad que el año pasado, de esos 500 son niños menores de 13 años. Ahora se complica más porque dejan de ir a la escuela por las vacaciones y en muchas almuerzan, eso no lo van a tener durante el verano”. Gabriela no dice números al azar, lleva un registro de la gente que va, las edades y demás datos.
Lo que falta
Marcelo De Benedectis, titular de la Pastoral Social de Mendoza, dice que “siempre que un indicador de pobreza baja nos pone contentos, pasar del 69 al 47, si bien es muy significativa la baja, estamos en el 47% que es mucho; cada dos niños uno es pobre”.
Marcelo recorre barrios, villas, despachos oficiales y oficinas de empresarios. Afirma que “el caso de los niños es particularmente delicado, debido a que es una persona que va en crecimiento y necesita buena alimentación, educación, salud, integración social, incorporación a los nuevos medios tecnológicos. No podemos dejar de pensar cómo lo vamos preparando integralmente para incorporarse a la vida y no que sea un marginal de la sociedad”.
Sus recorridas, le han hecho tener una visión más profunda de los problemas sociales. “No podemos dejar de pensar ¿cómo estamos preparando integralmente a estos niños para incorporarlos a la sociedad? ¿Qué calidad de vida tienen y tendrán? ¿Qué estamos dejando en sus corazones, en su mente, en su físico, en su capacidad emocional? Tienen que convertirse en hombres y mujeres que sepan convivir, que sean íntegros, que sean libres, pero libres para el bien, no para el libertinaje. No puedo creer que se dejara caer la ley de ludopatía, ¿qué mano negra ayudó a que siga ese problema en el país? También hay que ayudarlos con las adicciones y su prevención”.
“Estamos preocupados, junto a la Pastoral Social y Caritas ya hemos hecho contacto con la Dirección General de Escuelas y con el Banco de Alimentos para ver qué hacemos con los niños que ahora dejan el ciclo escolar por vacaciones, y no tendrán su plato de comida. ¿Como sociedad qué respuesta damos?”
Las dudas de De Benedectis son genuinas y si no se piensa en esto las soluciones de fondo estarán lejos, nos quedaremos en el asistencialismo y nada más. El peor escenario para estos niños.
Además, después del próximo indicador que refleje la pobreza del segundo semestre del 2025, las bajas fuertes van a comenzar a desacelerarse, debido a que los próximos números serán de períodos en donde la inflación ha estado más estable.
