Ingresos y modelos económicos
Así se deterioró el salario de la clase media
Un informe de la consultora Sociolítica "Cómo nos hicimos pobres", muestra el deterioro de los salarios en 40 años.Esta dualización es percibida como una estrategia del gobierno para sacrificar a la base de la pirámide, sobre la que recae el ajuste de manera asimétrica, con el fin de estabilizar a la clase media y media-baja, que constituye su base electoral. Este empobrecimiento se traduce en la "evaporación de un horizonte de expectativas", ejemplificada en la necesidad de más de 64 salarios mínimos para comprar un auto, frente a los 19-24 de los '90. Sociolítica advierte sobre dos escenarios post-electorales: la "Trampa de los Salarios Bajos", donde el crecimiento se basa en una falsa competitividad a costa de la pobreza salarial, o un "Pesimismo derivado de una Crisis de Legitimidad", caracterizado por el éxodo y la anomia ante la imposibilidad del progreso social.
La consultora Sociolítica de Roberto Staringher, realizó un estudio para tratar de entender qué sucede con los ingresos y la pobreza y lo denominó “Cómo nos hicimos más pobres”. En el mismo analizan la evolución de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) como “termómetro” de lo que ocurrió con el ingreso de la clase media en 40 años. También pusieron foco en lo qué pasó con el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM).
Afirman que “si el Salario Mínimo (SMVM) es el sismógrafo de la base de la pirámide y de la dignidad laboral, el RIPTE es el termómetro de la clase media formal y asalariada, el corazón del antiguo sueño argentino. La incorporación del RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) enriquece el análisis de una manera fundamental. Al comparar ambas curvas, no solo vemos la historia de un empobrecimiento; vemos el proceso de una fractura social, nuestra conversión paulatina en una sociedad desigual”.
Explican que históricamente, estos dos indicadores debían moverse en tándem, con una brecha estable entre ellos, lo que implicaba una clara señal de que estábamos en una sociedad cohesionada. Pero al ver los datos advierten que “el empobrecimiento no ha sido igual para todos. La brecha entre el trabajador formal promedio y el que cobra el salario mínimo ha tenido variaciones dramáticas”. Así lo indica el gráfico a continuación.
Convertibilidad (1992-2001)
Señalan en su informe que en estos años el RIPTE estuvo por encima de los 2.000 dólares a valor de hoy en su primera mitad, mientras el SMVM quedó estancado en unos 450 dólares. “La brecha era enorme: el salario promedio formal era entre 4 y 5 veces más alto que el mínimo. Esto nos habla de una sociedad dual. Una clase media formal que, gracias a la estabilidad del 1 a 1, gozaba de un poder de compra altísimo en dólares (el famoso ´deme dos´), y una base de trabajadores no calificados y, sobre todo, un creciente ejército de desempleados, que quedaban completamente rezagados. La Convertibilidad no fue un paraíso; fue un apartheid social con estabilidad de precios”.
Kirchnerismo (2003-2015)
En el estudio señalan que “el RIPTE se recuperó vigorosamente, pasando de 618 a un pico de 2.013 dólares, el SMVM tuvo un crecimiento explosivo, pasando de 142 a 769 dólares. La brecha se achicó drásticamente. En 2013, el salario promedio era solo 2.5 veces el mínimo”.
Afirman que “políticamente, esta fue la ´magia´ del kirchnerismo. No solo recuperó el poder de compra general, sino que lo hizo a una velocidad mucho mayor en la base de la pirámide, de ahí su popularidad política y el por qué Cristina es valorada por un segmento amplio de las clases populares. El uso del SMVM como una herramienta política activa, con aumentos por decreto y negociaciones en el Consejo del Salario, fue una estrategia para reducir la desigualdad dentro del universo de los trabajadores formales”.
Macri, Alberto y Milei
Sociolítica indica en su informe que después de la crisis de 2018, se produce una nueva divergencia. “Tras el pico de 2017 (Macri), donde el RIPTE rozó los 2.000 dólares y el SMVM los 674, ambos se desploman. Pero no lo hacen de la misma manera. El RIPTE cae a 1.168 dólares, pero el SMVM se derrumba a 486. La brecha se mantiene. Sin embargo, la fractura más sensible ocurre con el modelo actual. En 2024 y 2025, el RIPTE se estabiliza en un nivel muy bajo (en torno a los 1.190 dólares, un 40% menos que en 2017), pero el SMVM se pulveriza, cayendo a apenas 243 dólares. La brecha se ha disparado a un nivel nunca visto: el salario formal promedio es hoy casi 5 veces el salario mínimo”.
Afirman que la motosierra de Milei, “no afectó a todos por igual. Tuvo un impacto asimétrico. El ajuste ha sido mucho más severo en la base de la pirámide, en los trabajadores informales, en los que dependen de changas y, simbólicamente, en el umbral que marca el SMVM”.
“El gobierno de Milei, no ve al SMVM como una herramienta de política social, sino como una distorsión del mercado laboral. Su no convocatoria al Consejo del Salario durante los primeros meses y los aumentos por decreto muy por debajo de la inflación fueron, cuanto menos, un importante error político. El resultado es una dualización extrema del mercado laboral: una clase trabajadora formal empobrecida pero que aún logra cierta flotación, y una vasta subclase de trabajadores cuyos ingresos se han desintegrado. El fenómeno de las desigualdades múltiples habita en estos grupos y nos dice que el conflicto ahora no está entre clases, sino intra-clases. Luego, podremos pensar desde aquí las nuevas formas de violencia, segregación y hasta consumos para cada grupo que separa y diferencia cada vez más del otro”.
Con estos datos y resultados, son contundentes al afirmar que “el gobierno es consciente de esta asimetría y, en cierto modo parece buscarla. Su base electoral no está compuesta principalmente por los receptores del SMVM o de planes sociales, sino fundamentalmente por una clase media y media-baja formal que, si bien ha perdido poder adquisitivo (como lo muestra el RIPTE), percibe que ha ´zanjado´ la crisis hiperinflacionaria y que el mayor costo lo está pagando ´otro´. La estrategia podría ser la de sacrificar a la base para estabilizar al medio, generando una nueva grieta, ya no ideológica, sino de clase, dentro del propio universo trabajador”.
Dos ejemplos que demuestran el deterioro
En el informe muestran como en 1987, se necesitaban 2 salarios mínimos para comprar un metro cuadrado en Caballito o Almagro en CABA. Ahora se necesitan casi 10.
En los ´90, se necesitaban entre 19 y 24 salarios mínimos para comprar un auto 0 km barato, hoy son necesarios más de 64 salarios mínimos.
“Estos datos demuestran que el empobrecimiento no es solo una estadística. Es la evaporación concreta de un horizonte de expectativas. Es la ruptura de la promesa fundamental que una sociedad le hace a sus ciudadanos: que el trabajo formal es un camino hacia el progreso material. Nuevamente, en base a estos datos, podremos también elucubrar sobre las formas de violencia, enfermedades del orden psíquico (depresión, consumos problemáticos y síntomas profundos que acaban engrosando las estadísticas más tristes como las tasas de suicidios, las poblaciones carcelarias o los diagnósticos de salud mental)”.
La trampa de los salarios bajos y los escenarios que detectan
Desde Sociolítica señalan que la estrategia del gobierno se basa en que “esta licuación de salarios en dólares es un paso necesario para recuperar la competitividad” y eso abre dos escenarios luego de las elecciones.
Al primero lo llaman la Trampa de los Salarios Bajos. “En este escenario, la inflación efectivamente baja y la economía ´rebota´ desde el piso de la recesión. Los salarios en dólares comenzarán a recuperarse, pero muy lentamente. El gobierno celebrará esta recuperación como un éxito, pero la trampa reside en que el ´modelo´ depende estructuralmente de que los salarios se mantengan bajos en términos regionales para ser competitivos. Una recuperación salarial demasiado rápida podría volver a encarecer los costos en dólares y ahogar el incipiente crecimiento. Nos encontraríamos en una ´trampa de una falsa competitividad´, donde el país crece, pero sus trabajadores siguen siendo pobres en términos de poder de compra de bienes durables”.
Al segundo escenario lo denominaron Pesimismo derivado de una crisis de Legitimidad. “En este camino, la sociedad no responde con una explosión social clásica, sino con una implosión. El ´ascensor social´ está desmantelado. Una generación entera de jóvenes, incluso con formación universitaria y trabajo formal, asume que nunca podrá acceder a una vivienda propia. La respuesta no es la protesta en la plaza, sino el éxodo (el ´plan Ezeiza´), la apatía, la informalidad como refugio, o la caída en la anomia y la delincuencia. Es una crisis de legitimidad del sistema en su conjunto, que ya no puede cumplir su promesa más básica de progreso. Ningún gobierno, por más apoyo electoral que tenga, puede sostenerse indefinidamente sobre una base social sin futuro”.
Sin dudas el informe es muy explicativo de la situación que vivimos.