Cultivar manzanilla desde un saquito: el secreto para tu jardín y bienestar
¿Sabías que puedes tener tu propia manzanilla fresca en casa, incluso partiendo de un simple saquito de té? Descubre este ingenioso método para cultivar la flor de la calma y disfrutar de sus beneficios directamente de tu jardín.
La manzanilla (Matricaria chamomilla) es una de las plantas medicinales más populares, valorada por sus propiedades calmantes y digestivas. Disfrutar de una infusión con flores recién cosechadas es un placer, y lo mejor es que puedes cultivar manzanilla en casa de una manera sorprendentemente sencilla: ¡a partir de un saquito de té!
Este método, aunque poco convencional, es efectivo si eliges el saquito adecuado. La clave está en seleccionar manzanilla de buena calidad, preferiblemente orgánica y en hebras, ya que los saquitos con flores trituradas o muy procesadas podrían no contener semillas viables. Las pequeñas semillas de manzanilla son las protagonistas de este truco de jardinería.
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Pasos para cultivar manzanilla desde un saquito
- Prepara el sustrato: utiliza una maceta o bandeja con tierra ligera y bien drenada, ideal para semilleros. La manzanilla prefiere suelos con buen drenaje.
- Extrae las semillas: abre con cuidado el saquito y esparce las pequeñas semillas (parecidas a granitos de arena) sobre la superficie del sustrato. No las entierres demasiado, ya que necesitan luz para germinar. Puedes cubrirlas muy ligeramente con una fina capa de tierra o simplemente presionarlas suavemente.
- Riego delicado: rocía el sustrato con un pulverizador para mantenerlo húmedo, pero sin encharcar. La manzanilla es sensible al exceso de agua en esta etapa.
- Ubicación y luz: coloca la maceta en un lugar cálido y con buena exposición solar, como una ventana soleada. La luz es fundamental para la germinación.
- Paciencia: la germinación puede tardar entre 7 y 14 días. Una vez que las plántulas tengan unos centímetros de altura, puedes trasplantarlas a macetas individuales o directamente al jardín, manteniendo una distancia adecuada entre ellas.
Una vez establecida, la manzanilla es una planta resistente y de bajo mantenimiento. Necesita sol directo, riego moderado y un suelo que no retenga demasiada humedad. Podrás cosechar sus flores cuando estén completamente abiertas, preferiblemente por la mañana, para disfrutar de infusiones frescas con un aroma y sabor inigualables.
Cultivar tu propia manzanilla no solo te asegura un suministro fresco y natural de esta hierba medicinal, sino que también es una experiencia gratificante que conecta con la naturaleza y embellece tu hogar o jardín. ¡Anímate a probar este sencillo truco y descubre el placer de tu propia cosecha de bienestar!