Una nueva investigación científica propone una explicación para la intrigante ilusión óptica del agujero que se expande, un fenómeno visual en el que una imagen estática parece estar en movimiento continuo, como si el observador estuviera avanzando hacia un túnel oscuro.
El estudio, realizado por la Universidad de Flinders, en Australia, revela que esta ilusión no solo es un truco para el cerebro, sino que también provoca una respuesta fisiológica, como la dilatación de la pupila, similar a lo que ocurre al entrar en un lugar oscuro.

El artículo presenta un modelo computacional que se basa en el filtrado de la Diferencia de Gaussianas (DoG), una técnica que imita la forma en que el ojo humano procesa las imágenes en sus etapas más tempranas.
Los investigadores plantean la hipótesis de que la ilusión surge de la inhibición lateral dependiente del contraste, un mecanismo del sistema visual donde las células nerviosas de la retina interactúan para intensificar o suprimir señales basadas en los patrones de luz y oscuridad circundantes.

Los resultados del modelo demuestran que los degradados de contraste y el procesamiento espacial de múltiples capas contribuyen a la percepción de expansión, lo que se alinea con hallazgos previos sobre las respuestas fisiológicas de la pupila.
Esta correspondencia sugiere que la ilusión no es simplemente un error de percepción, sino que tiene sus raíces en el procesamiento temprano de la retina, donde las células ganglionares interpretan el patrón estático como una señal de movimiento real o de cambio de profundidad.