La leche no es la única, y quizá tampoco la mejor, fuente de calcio para fortalecer los huesos. Esta es la conclusión de un análisis reciente que desafía las campañas publicitarias de la industria láctea que han dominado el mensaje de la salud ósea durante años.
Según expertos como Walter Willett, profesor de epidemiología y nutrición de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, la evidencia científica no respalda la idea de que la leche sea esencial para prevenir fracturas.
Willett señala que, aunque algunos estudios a corto plazo han demostrado que el consumo de lácteos puede aumentar la densidad ósea en personas con deficiencia de calcio, este efecto no se traduce directamente en una menor incidencia de fracturas. "La noción de que necesitamos mucho calcio se basa en investigaciones muy limitadas", explica.

El artículo, publicado en The New York Times, resalta que hay muchas otras fuentes de calcio que ofrecen beneficios adicionales. Los productos lácteos fermentados como el yogur y el queso, por ejemplo, no solo aportan calcio sino que también son beneficiosos para la salud intestinal y suelen ser mejor tolerados por quienes tienen sensibilidad a la lactosa.
Además de los lácteos, existen excelentes fuentes de calcio en alimentos como el tofu, el pescado con espinas, las verduras de hoja verde, y productos fortificados como el jugo de naranja y las leches vegetales. Estos hallazgos abren una nueva perspectiva sobre la nutrición, sugiriendo que la clave para unos huesos sanos no está en un solo producto, sino en una alimentación variada y equilibrada.