Propagar rosales a partir de esquejes es una técnica de jardinería accesible y muy gratificante, que permite multiplicar tus variedades preferidas sin grandes costos. Para asegurar el éxito en el enraizamiento de rosales, es fundamental prestar atención a ciertos detalles técnicos que marcan la diferencia entre un intento fallido y un nuevo rosal floreciendo en tu jardín.
El momento ideal para tomar los esquejes es crucial. Lo más recomendable es hacerlo a finales de primavera o principios de verano, después de la primera floración y antes de que el calor sea excesivo. En esta época, los tallos han madurado lo suficiente sin ser demasiado leñosos, lo que se conoce como esquejes semi-leñosos, perfectos para el enraizamiento.
La preparación del esqueje es el siguiente paso vital. Selecciona ramas sanas y vigorosas, de unos 15 a 20 centímetros de longitud. Realiza un corte limpio y diagonal justo por debajo de un nudo (donde nacen las hojas), ya que esta zona concentra hormonas de crecimiento. Retira todas las hojas de la parte inferior del esqueje, dejando solo dos o tres en la parte superior para reducir la transpiración y concentrar la energía en el desarrollo de raíces.

Para potenciar el proceso, el uso de hormonas de enraizamiento es altamente efectivo. Estas pueden encontrarse en polvo o líquidas; simplemente sumerge la base del esqueje en el producto antes de plantarlo. Las hormonas estimulan la formación de nuevas raíces, acelerando el proceso y aumentando la tasa de éxito.
El sustrato adecuado es clave para un buen desarrollo radicular. Opta por una mezcla ligera, bien drenada y estéril para evitar enfermedades. Una combinación de turba, perlita y arena gruesa en partes iguales es ideal, proporcionando la aireación y retención de humedad necesarias.
Finalmente, el ambiente es determinante. Una vez plantados los esquejes en macetas individuales, cúbrelos con una botella de plástico cortada o una bolsa transparente para crear un efecto invernadero, manteniendo una humedad alta constante. Coloca las macetas en un lugar con luz indirecta y una temperatura estable, evitando la luz solar directa que podría quemar los tiernos esquejes. Mantén el sustrato húmedo, pero sin encharcar. Con paciencia y los cuidados de jardinería adecuados, verás cómo tus esquejes de rosales desarrollan raíces y se transforman en nuevas plantas vigorosas.