El poleo (Mentha pulegium), una planta aromática de la familia de la menta, es apreciado desde la antigüedad por sus diversas propiedades. Aunque su uso debe ser cauteloso debido a la presencia de pulegona en su aceite esencial (que en grandes dosis puede ser tóxica para el hígado y riñones), en infusión y con moderación, se le atribuyen beneficios que van desde el alivio digestivo hasta el apoyo respiratorio.
Beneficios medicinales del poleo
Tradicionalmente, el poleo se ha utilizado para:
Ayuda digestiva: es conocido por sus propiedades carminativas, que contribuyen a reducir los gases y la hinchazón, aliviando indigestiones y cólicos estomacales. Su acción antiespasmódica ayuda a relajar los músculos digestivos.
Afecciones respiratorias: por su contenido de mentol, se ha empleado como expectorante natural y antitusivo, útil para aliviar síntomas de resfriados, tos y bronquitis leves, ayudando a disminuir las secreciones.
Relajante y ayuda al sueño: su aroma y componentes pueden contribuir a la relajación, reduciendo el nerviosismo y favoreciendo un mejor descanso.
Bienestar femenino: en algunos casos, se ha asociado con propiedades emenagogas, que estimulan el flujo sanguíneo uterino, pudiendo aliviar molestias menstruales.
Repelente natural: históricamente, también se ha utilizado para ahuyentar insectos, incluyendo pulgas, de ahí su nombre en latín (pulegium).
Cultivar poleo es relativamente sencillo, lo que lo convierte en una excelente adición a tu huerta casera o jardín de aromáticas.
Es crucial consultar siempre a un profesional de la salud antes de utilizar cualquier planta con fines medicinales, especialmente el poleo, para asegurar su uso seguro y adecuado.
Cómo cultivar poleo en casa
Cultivar poleo es relativamente sencillo, lo que lo convierte en una excelente adición a tu huerta casera o jardín de aromáticas.
Siembra: puedes sembrar las semillas directamente en tierra al inicio de la primavera o en semilleros. Las semillas son muy pequeñas, así que cúbrelas con una fina capa de sustrato y riega suavemente. También se propaga fácilmente por esquejes o división de matas.
Ubicación y luz: el poleo prefiere el sol pleno, necesitando al menos 6 horas de luz solar directa al día para un crecimiento óptimo y un aroma intenso. En climas muy cálidos, una semisombra durante las horas de mayor intensidad solar puede ser beneficiosa.
Suelo: es una planta rústica que se adapta a diversos tipos de suelo, pero prefiere aquellos fértiles y bien drenados. Si lo cultivas en maceta, un sustrato universal de buena calidad será suficiente.
Riego: requiere riego frecuente, especialmente en verano, para mantener el sustrato húmedo. Sin embargo, evitá el encharcamiento, ya que el exceso de humedad puede ser perjudicial para sus raíces.
Poda: para fomentar un crecimiento más denso y una mayor producción de hojas aromáticas, realiza podas regulares, especialmente después de la floración.
Con estos cuidados básicos, podrás disfrutar de los beneficios y el agradable aroma del poleo fresco, cosechado directamente desde tu propio hogar.