Un sorprendente descubrimiento arqueológico en Polonia está redefiniendo lo que se conocía sobre el neolítico europeo. Se trata de la "Venus de Kolobrzeg", una pequeña figura de piedra caliza de apenas 12 centímetros, tallada hace más de 6.000 años, que ha sido hallada en la costa báltica, a cientos de kilómetros de los centros tradicionales de esta era.
Su hallazgo, presentado públicamente el pasado 13 de junio por el Museo de la Ciudad de Kolobrzeg, es considerado un hito que rompe los esquemas establecidos.
La historia de esta enigmática estatuilla comenzó fortuitamente en diciembre de 2022, cuando un residente de Podczele la encontró entre restos de terreno.
Tras años de análisis por expertos de la Fundación Relicta, se confirmó su antigüedad y su probable simbolismo como una de las primeras representaciones de culto a la fertilidad en Europa Central. Lo más insólito de la "Venus de Kolobrzeg" no es solo su datación, sino el material: fue tallada en piedra caliza repleta de fósiles marinos (conchas, caracoles, gusanos), una elección que sugiere una profunda intencionalidad estética y mística.
La figura presenta rasgos esquemáticos: carece de rostro, sus extremidades están apenas esbozadas, y destacan sus caderas anchas y pechos suavemente definidos. Su parte trasera plana indica que pudo haber sido pensada para permanecer erguida o sujeta. Los arqueólogos interpretan estas "Venus neolíticas" como complejos símbolos espirituales, posiblemente usados en ritos de fertilidad o ceremonias domésticas, cuyo desgaste en zonas prominentes sugiere un contacto frecuente y ritualístico.
Este hallazgo es particularmente relevante porque, si bien figuras similares son comunes en regiones como el Danubio o Anatolia, en el norte de Polonia no existía un registro comparable. La "Venus de Kolobrzeg" sugiere que poblaciones neolíticas con una cosmovisión simbólica compleja habitaron o circularon por las orillas septentrionales del Báltico mucho antes de lo que se creía.
Este descubrimiento obliga a revisar el mapa simbólico del Neolítico, enriqueciendo la prehistoria polaca con una pieza de arte sacro que, pese a su tamaño, tiene el potencial de alterar profundamente nuestra comprensión de la espiritualidad prehistórica en el norte de Europa.
