Tras la enorme polémica generada por la viralización de un video donde alumnos de quinto año cantan "hoy quemamos judíos" en un micro en Bariloche, el Colegio Humanos, de la localidad bonaerense de Canning, se expresó a través de sus redes sociales para abordar la grave situación.
La institución, en un escrito oficial, manifestó su rechazo a los actos de odio protagonizados por los estudiantes y anunció medidas concretas para abordar la cuestión con seriedad.
El comunicado detalló que han establecido contacto con la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), la principal entidad que lucha contra el antisemitismo en el país. El objetivo de esta alianza es emprender un "trabajo de capacitación y revisión de lo sucedido" para educar y concientizar a la comunidad educativa.
El colegio concluyó su escrito renovando su "compromiso en contra de todo tipo de racismo, antisemitismo y discursos de odio", buscando mostrar una postura firme y activa frente a la incitación a la violencia.
Denuncia penal y repercusión nacional
Mientras el colegio emitía su comunicado, el escándalo escalaba en el plano judicial. El ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona, presentó una denuncia penal en los tribunales federales de Retiro.
La denuncia, que recayó en el juez federal Sebastián Ramos, investiga el caso por presunta "instigación a cometer delito" en base a la Ley 23592, que reprime la promoción de la discriminación y el odio religioso o racial. El ministro argumentó que el contenido del video "implica una grave lesión contra la dignidad humana" y que no se trata de un simple "juego entre estudiantes".
Además de las acciones judiciales, la repercusión fue nacional, con el propio presidente Javier Milei expresándose en redes sociales con un tajante "Repudiable. Fin". La Justicia ahora busca identificar no solo a los alumnos que cantaron, sino también a los coordinadores de la empresa de turismo, Baxter Viajes Express SRL, que aparecen arengando o permitiendo el cántico.
El enfoque de la investigación judicial, sumado a la acción del Colegio Humanos junto a la DAIA, subraya la gravedad social y legal de los cánticos de odio.