La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto San Jorge es criticada por su laxitud y graves incertidumbres científicas, siendo estructuralmente muy similar a la versión rechazada en 2011 tras un fuerte reclamo social. La crítica principal radica en la reducción de las garantías ambientales, especialmente en la protección hídrica. Mientras que la DIA anterior obligaba a una doble y estricta impermeabilización para la totalidad de los componentes clave del proyecto (depósito de colas, tres escombreras, playa de maniobras y planta de tratamiento), la versión actual aprobada en Diputados solo exige la impermeabilización del depósito de colas, dejando la protección de las escombreras —grandes reservorios de material con potencial contaminante— a criterios vagos de "estándares internacionales".
Esta disminución de exigencias, que contradice la necesidad de subir la apuesta en materia de seguridad ambiental, genera gran preocupación por la potencial infiltración y contaminación de las aguas subterráneas. Las desprolijidades formales en el documento (como artículos repetidos) y la insistente postura de la empresa de no impermeabilizar ciertos puntos, refuerzan la percepción de que el Gobierno ha tramitado la DIA con falta de seriedad y rigor. En última instancia, la DIA es vista como una herramienta que no logra transmitir tranquilidad ni certeza científica a la sociedad mendocina respecto a los riesgos ambientales del proyecto.
-Contanos qué ves en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto San Jorge.
-Comparto el diagnóstico que hacen compañeros de las asambleas y comparto también la lectura que han hecho abogados, que han hecho también colegas geógrafos y de otras ciencias naturales y sociales. Vemos que hay una gran laxitud respecto del modo en que el Gobierno ha tramitado esta DIA para la minera, además hay incertidumbres científicas respecto de aspectos claves.
Veo que es una DIA estructuralmente muy similar a la del 2011 que fue rechazada de plano por la Cámara de Diputados respondiendo a un reclamo a un reclamo social, a un reclamo popular. Claramente no fue tanto porque los diputados hubiesen analizado minuciosamente la Declaración de Impacto Ambiental, sino que fue rechazada justamente por el reclamo social.
Diputados rechazando la DIA de San Jorge en 2011.
Ahora estamos ante un escenario bastante similar, pero más allá de algunas similitudes hay desprolijidades también del Gobierno. Por ejemplo, el artículo 129 está repetido en el 137. Bueno, esas son cuestiones si se quiere de forma, pero que dicen algo también con relación a la seriedad con la que se está tratando esto.
¿Por qué digo que es una DIA laxa?
Porque, por ejemplo, en una de las cuestiones centrales que deberían estar si en realidad el Gobierno quisiera transmitirle garantías y tranquilidad a la sociedad mendocina, habría subido la apuesta respecto a aquella DIA que resultó rechazada.
En vez de eso, en algunos aspectos ha hecho lo contrario y digo el más central que es el de la impermeabilización de los elementos más importantes del proyecto como son el depósito de colas, las tres escombreras, la playa de maniobras y el área de la planta de tratamiento.
En este este sentido, la DIA del 2011 obligaba a impermeabilizar todos esos elementos que acabo de mencionar con una doble barrera de impermeabilización, indicando inclusive cada una de las dos capas debía tener una permeabilidad máxima de 10 a la -7 centímetros por segundo. Bueno, son parámetros bastante estrictos y que los técnicos justificaron en el 2011 diciendo eso fue lo que se solicitó en la Dirección de Hidráulica para los depósitos de residuos peligrosos, como de hecho son estos.
Ahora el Gobierno entiende que basta con impermeabilizar el depósito de colas. Por su parte, la empresa siempre se mantuvo en su tesitura de que no hacía falta impermeabilizar absolutamente nada, esa postura ha sido invariable.
El Gobierno dice que con el depósito de colas alcanza y que se verá de acuerdo con estándares internacionales, dejando la cosa en una en una situación bastante vaga y ambigua. Así es como no nos queda claro si la escombrera de óxido y la escombrera de mineral de baja ley, efectivamente podrían llegar también a generar problemas si hubiera infiltración a las aguas subterráneas a partir de esos dos gigantescos depósitos.