Tras la derrota del gobierno en el Senado, donde se aprobaron aumentos jubilatorios y una nueva moratoria previsional, el presidente Javier Milei planea vetar ambas leyes. Sin embargo, la oposición está decidida a insistir con una mayoría de dos tercios en Diputados para forzar su aplicación. Este escenario pondrá a prueba la capacidad del oficialismo para mantener su "escudo de 87 héroes", cifra que en septiembre de 2024 le permitió blindar un veto jubilatorio anterior. Para que el veto actual prevalezca, el Gobierno necesita asegurar el apoyo de al menos 86 diputados.
La situación actual es marcadamente distinta a la de 2024. En aquel momento, la Casa Rosada mantenía a los gobernadores bajo un estricto control, alineándolos con pocas concesiones económicas. Existía un consenso generalizado sobre la necesidad del ajuste fiscal. No obstante, el prolongado ajuste económico, el cese de la obra pública y el aumento del desempleo han golpeado duramente las economías provinciales, lo que ha llevado a un creciente descontento de los gobernadores. Los reclamos por una justa distribución de recursos y la coparticipación de impuestos, como el del Combustible, se han intensificado, especialmente tras la liquidación de la Dirección Nacional de Vialidad.
Esta creciente tensión se manifestó el 9 de Julio, cuando la ausencia masiva de gobernadores obligó a suspender el acto de la Casa Rosada en Tucumán. Previamente, una sublevación en la Cámara de Diputados el 2 de julio ya había evidenciado la fuga de apoyos, con legisladores de once provincias dando quórum y votando junto a la oposición. Incluso, la diputada libertaria Marcela Pagano votó con la oposición, y se prevé que no volverá a alinearse con el oficialismo en la sesión para tratar el veto.
Las fisuras en el bloque oficialista y sus aliados se hacen cada vez más evidentes. El MID, con dos de sus tres diputados votando a favor de emplazamientos opuestos al Gobierno, mostró su disidencia. Los "radicales con peluca", ahora reagrupados en la Liga del Interior, también exhibieron divisiones, con dos de sus miembros votando con la oposición y los otros tres ausentándose.
Los tres diputados tucumanos del bloque Independencia, antes parte del "escudo de 87", votaron a favor del aumento de jubilaciones. Similarmente, dos diputadas sanjuaninas de Producción y Trabajo, que antes apoyaron el veto, ahora han votado con la oposición o se han ausentado. Incluso dentro del PRO, el principal aliado del oficialismo, se anticipa la pérdida de votos de los "larretistas" y una incertidumbre considerable sobre la lealtad de la decena de legisladores afines a Mauricio Macri.
La preocupación se extiende también a Innovación Federal, un bloque de ocho diputados que se abstuvo en la votación del veto anterior, favoreciendo al Gobierno. Sin embargo, en la última sesión, varios de sus miembros se rebelaron, votando a favor de iniciativas contrarias al oficialismo. La ausencia de votos negativos de este bloque en los emplazamientos recientes marca un punto de inflexión. Otros aliados habituales, como el neuquino Osvaldo Llancafilo y el santacruceño José Luis Garrido, también le han dado la espalda al oficialismo. Este panorama complejo sugiere que el Gobierno enfrentará un desafío significativo para revalidar su veto presidencial.