Este fin de semana largo, abrió un escándalo en la política de Mendoza que ya tuvo las primeras repercusiones y promete muchas más. El hecho puntual surgió de un simple control policial que se realizó en la calle Arístides Villanueva. Allí fue detenido el concejal de San Rafael, Martín Antolín, quien integra el Partido Libertario.
Al ser sometido a un control de alcoholemia, Antolín dio positivo con 1.15 gramos de alcohol por litro de sangre, una cifra que duplica la máxima legal permitida para conducir.
Según el parte del Ministerio de Seguridad, la policía procedió a la retención del vehículo y a la aplicación de una multa.
Primeras repercusiones
Quien salió rápidamente a pedir la renuncia del concejal fue la vicegobernadora Hebe Casado que, antes de las elecciones, se pasó a las filas libertarias. "Así como se le solicitó la renuncia al concejal de la UCR de Guaymallén por conducir con alcoholemia en valores superiores a los permitidos, hay que hacer lo mismo con el concejal libertario de San Rafael. Fin", dijo la vicegobernadora emulando el estilo del flamante Jefe de Gabinete, Manuel Adorni.
El antecedente de Miqueas Burgo
La detención de Antolín inevitablemente pone el foco en un caso similar ocurrido en mayo: el del concejal de la UCR por Guaymallén, Miqueas Burgoa, también detenido por conducir con niveles de alcoholemia superiores a los permitidos al regresar de la Fiesta de la Ganadería.
En aquel momento, voces de la oposición y del propio oficialismo pidieron la renuncia de Burgoa. Sin embargo, el edil se atrincheró en su cargo. Aunque enfrentó un pedido de destitución en el Concejo que fue rechazado gracias al voto radical, Burgoa sí decidió abandonar la bancada de la UCR y formar un bloque unipersonal denominado "Movimiento Provincial Alfonsinista".
"No estoy renunciando, lo estoy defendiendo. Soy y seré siempre radical," había declarado Burgoa, justificando su permanencia en la banca bajo la premisa de la lealtad a los valores, aunque su mandato concluye en 2026 sin posibilidades de reelección.
