El Banco Central de Bolivia (BCB) ha anunciado el fin del régimen de tipo de cambio fijo con el dólar, vigente por más de dos décadas, para iniciar una transición hacia un régimen cambiario más flexible. El presidente del BCB, David Espinoza, justificó el cambio argumentando que el anclaje fijo había generado "efectos perjudiciales" y que un esquema más adaptable es necesario para enfrentar las presiones cambiarias, fortalecer la competitividad, mejorar la balanza de pagos y contener la inflación. El objetivo central de la reforma es contribuir a la estabilidad económica y reducir las tensiones en el mercado del dólar, exacerbadas por la caída de las reservas internacionales y la creciente demanda de divisas.
Como parte de este giro en la política económica, el BCB ha iniciado la publicación diaria del valor referencial del dólar, calculado con base en las operaciones de compra y venta de las entidades financieras, y divulgará informes trimestrales del Comité de Política Monetaria y Cambiaria, priorizando la transparencia. Este anuncio se produce en un contexto de escasez de divisas y tensiones cambiarias, donde la cotización del dólar en el mercado paralelo ha llegado a niveles históricamente altos. La reconfiguración de la política cambiaria boliviana marca una etapa de debate sobre la sostenibilidad del modelo económico en medio de presiones inflacionarias y la necesidad de equilibrar el comercio exterior.
El Banco Central de Bolivia (BCB) anunció este jueves el inicio de una transición hacia un régimen de tipo de cambio más flexible, que pondrá fin a más de 20 años de anclaje del dólar y marcará un giro relevante en la política económica nacional.
El presidente del ente emisor, David Espinoza, afirmó en conferencia de prensa que el sistema fijo ha generado “efectos perjudiciales” en la economía y que el nuevo enfoque ya está incorporado en el programa fiscal-financiero aprobado para el próximo período.
El presidente del Banco Central de Bolivia, David Espinoza.
“La política cambiaria se va a centrar en transitar a un régimen más flexible”, dijo Espinoza. El banquero explicó que el anclaje vigente desde 2011 afectó tanto al sector interno como al externo, y que el país necesita un esquema más adaptable para enfrentar presiones cambiarias, mejorar la competitividad y fortalecer la balanza de pagos.
El presidente del BCB aseguró que el objetivo central de la reforma es contribuir a la estabilidad económica y reducir las tensiones en el mercado del dólar, en medio de una caída prolongada de las reservas internacionales y una creciente demanda de divisas.
“Debemos pensar en un tipo de cambio que también ayude a contener la inflación”, agregó. Como parte del nuevo marco cambiario, Espinoza anunció que el BCB inició esta semana la publicación diaria del valor referencial del dólar, calculado con base en las operaciones de compra y venta de las entidades financieras.
“Debemos dejar atrás el oscurantismo informativo. El acceso a los datos es un derecho de la población”, añadió. El ente emisor también divulgará informes trimestrales del recién creado Comité de Política Monetaria y Cambiaria, donde se detallarán avances y avances en la ejecución del programa fiscal-financiero. Espinoza aseguró que la transparencia será un componente clave para dar previsibilidad al proceso de transición.
“El compromiso del Banco Central es avanzar hacia un régimen flexible que equilibre el comercio exterior y genere mejores condiciones para la economía”, subrayó.
El nuevo indicador, que se actualizará cada día en la portada de la web del BCB, surge tras varios meses de tensión cambiaria, luego de que en mayo último el dólar informal alcanzará los 20 bolivianos, el mayor nivel histórico, impulsado por la falta de liquidez en el sistema financiero y la caída de las reservas internacionales.
Aunque desde entonces retrocedió, la cotización paralela, está ubicada hoy en torno a 9,69 bolivianos para la compra y 9,66 para la venta, y en cambio el precio referencial de dólar que publica el BCB se ubica en 8,78 bolivianos para la compra y 9,30 bolivianos para venta.
Con el anuncio, Bolivia abre una etapa de reconfiguración de su política cambiaria en un contexto de escasez de divisas, presiones inflacionarias y debate interno sobre la sostenibilidad del modelo económico vigente desde hace más de una década.