El martes se convirtió en una jornada de luto y caos en la Zona Norte de Río de Janeiro tras un megaoperativo policial que se saldó, provisionalmente, con la muerte de al menos 64 personas, en el marco de una ofensiva contra el poderoso grupo criminal Comando Vermelho (CV).
El operativo, denominado "Contención", se desarrolló en los complejos de favelas de Alemão y Penha, y movilizó a unos 2.500 efectivos de seguridad. La acción, producto de más de un año de investigaciones, buscaba ejecutar cerca de 100 órdenes de arresto contra líderes y miembros de la organización delictiva.
El amanecer de la tragedia y el escenario macabro
Los enfrentamientos más violentos se registraron en el bosque de Vacaria, en la Serra da Misericórdia. La brutalidad de la refriega quedó expuesta horas después, cuando 54 cuerpos fueron trasladados y apilados en la Plaza São Lucas, en la avenida José Rucas del complejo Penha, para su identificación.
En un profundo silencio que contrastaba con el estruendo de la madrugada, familiares y vecinos se acercaron a la macabra escena. Personal con guantes se dedicaba a cortar partes de la ropa de los fallecidos para facilitar el proceso de identificación y el conteo de las víctimas, que incluyó a cuatro agentes de seguridad. La policía local informó que los otros fallecidos eran presuntos narcotraficantes que se enfrentaron a las fuerzas del orden.
Detenciones clave y la respuesta del narcoterrorismo
A pesar del trágico saldo, el operativo logró importantes capturas. Entre los 81 delincuentes arrestados, se encuentran Thiago do Nascimento Mendes, alias 'Belão do Quitungo', considerado uno de los líderes regionales del Comando Vermelho, y Nicolas Fernandes Soares, identificado como operador financiero de Edgar Alves de Andrade, uno de los principales jefes del CV, conocido como Doca o Urso.
La respuesta de los grupos criminales no se hizo esperar. A primera hora de la tarde, narcotraficantes organizaron represalias en múltiples puntos de la ciudad, instalando barricadas con vehículos y escombros en vías clave como Linha Amarela, Grajaú-Jacarepaguá y Rua Dias da Cruz. Ante la escalada de violencia y los múltiples bloqueos, el Centro de Operaciones y Resiliencia de Río (COR) elevó el nivel operacional de la ciudad al Nivel 2 (en una escala de 5), y la Policía Militar ordenó el despliegue de todo su personal en las calles.
Crisis política y tensión entre gobiernos
La magnitud del enfrentamiento y el alto número de muertos provocó una reunión de urgencia convocada por el gobierno federal de Luiz Inácio Lula da Silva en el Palacio de Planalto, en Brasilia.
Paralelamente, la operación ha puesto en evidencia la tensión entre el gobierno federal y el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro. El secretario de Seguridad Pública local, Víctor Santos, afirmó que el operativo fue diseñado con antelación sin apoyo del gobierno federal. Por su parte, el gobernador Castro, quien calificó la acción como una respuesta al "narcoterrorismo", criticó a la administración de Lula, afirmando que “Río estaba solo durante el operativo”.
Se espera que tras la cumbre en Planalto, el gobierno federal envíe una comitiva a Río para reunirse con Castro, buscando establecer una mejor coordinación en la lucha contra un problema que, como señaló el secretario Santos, excede las competencias estatales, dada la vasta y compleja ocupación irregular de las comunidades de Alemão y Penha.