Cómo impacta la volatilidad del dólar en la economía mendocina
Según los especialistas, la falta de previsibilidad afecta las exportaciones, la inversión y el poder de compra local. Qué puede pasar si sube o si baja la cotización
La reciente volatilidad del dólar impacta de forma directa en la economía mendocina, especialmente en sectores como la vitivinicultura, el turismo y el comercio. Economistas locales coinciden en que la incertidumbre cambiaria retrasa inversiones, afecta la competitividad exportadora y complica el consumo interno. Raúl Mercau señaló que la falta de previsibilidad desalienta decisiones económicas y que el traslado a precios puede ser moderado por la caída del poder adquisitivo. Nicolás Aroma advirtió sobre el desanclaje de expectativas y anticipó aumentos en rubros sensibles como la construcción y los autos. Jorge Day destacó que, aunque un dólar más alto favorece a los exportadores, Mendoza no es una economía tan abierta como otras regiones. Desde el Gobierno provincial, Sebastián Laza sostuvo que un tipo de cambio competitivo ayuda al sector agroindustrial, pero reconoció que el contexto político influye en la reacción de los mercados. El escenario sigue marcado por la tensión entre beneficio externo y deterioro interno.
La suba del dólar, que se aceleró en las últimas semanas en medio de un clima de incertidumbre financiera, no solo genera preocupación a nivel nacional. También impacta con fuerza en economías regionales como la de Mendoza, donde sectores como la vitivinicultura, el turismo y el comercio dependen directamente del tipo de cambio.
Si bien la provincia tiene un perfil exportador que, en teoría, podría beneficiarse de una devaluación, en la práctica la alta volatilidad genera más ruido que certezas. Según los economistas, la falta de previsibilidad complica la toma de decisiones en empresas, retrasa inversiones y afecta el poder adquisitivo de los consumidores.
Raúl Mercau, economista y exdecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo, explicó que el impacto de la suba del dólar se da principalmente por el componente de incertidumbre que introduce en la economía. “Esto tiene que ver más con la confianza. De alguna manera, la suba del dólar se funda en dos hechos: la mayor liquidez —que ahora el Banco Central está tratando de reducir subiendo los encajes— y la baja acumulación de reservas, junto con los compromisos de pago que tiene el Gobierno”, detalló.
En ese marco, Mercau sostuvo que “la incertidumbre o la desconfianza atrasa decisiones de inversión, porque no se sabe cuán rentable puede ser una actividad”, al tiempo que acelera otras, como la compra anticipada de activos ante el temor de mayores aumentos. También se refirió al efecto sobre los precios: “El tipo de cambio afecta a la inflación por el lado de los costos, sobre todo en bienes transables, como alimentos. Pero como los salarios están contenidos y la demanda es baja, el impacto en precios podría estar morigerado”.
Las exportaciones de Mendoza podrían verse beneficiadas por la suba del tipo de cambio
Según Mercau, la volatilidad también genera dificultades para exportar, especialmente a destinos como Brasil, Estados Unidos o Reino Unido. “Un dólar bajo afecta la competitividad, y eso es un problema para sectores como la vitivinicultura”, señaló. Y añadió que si bien el Banco Central recibió dólares del FMI y del BID, todavía hay dudas sobre si esas divisas estarán disponibles para intervenir en el mercado en caso de necesidad.
Por su parte, Nicolás Aroma, economista y asesor del PJ, coincidió en que el panorama es incierto. “Hay que ver si se sostiene esta volatilidad o no, y el grado que alcanza. El impacto dependerá de si el dólar toca los $1.400, si el Gobierno empieza a vender reservas, y cómo reacciona el mercado”, planteó.
Aroma advirtió que el Ejecutivo no parece estar enfocado en mejorar la competitividad de las empresas, al menos en el corto plazo. “Tiene todos los incentivos para que el tipo de cambio se mantenga lo más bajo y estable posible. Pero eso deja a muchas industrias mendocinas en una situación complicada. Sectores como el turismo receptivo o la industria textil podrían verse beneficiados con un tipo de cambio real más alto, pero la incertidumbre y la apertura de importaciones los afectan”, analizó.
Respecto al impacto en precios, fue tajante: “Yo no soy de los que creen que la suba del dólar es inocua. En Argentina, cuando el tipo de cambio se mueve, aunque haya poco componente importado, hay un desanclaje de expectativas. Eso ya se nota en operaciones paralizadas en sectores como inmobiliaria, automotriz y construcción, y en listas de aumentos para agosto”.
En la misma línea, Jorge Day, economista del Ieral (Fundación Mediterránea), explicó que una suba del dólar mejora el atractivo de exportar, pero también encarece el mercado interno. “Pensando en Mendoza, la suba del dólar favorece más a los exportadores. La mitad de las ventas al exterior son vitivinícolas. Sin embargo, Mendoza no es una economía tan exportadora como la región pampeana, así que no puede aprovechar tanto ese beneficio”, indicó.
La incertidumbre económica generada por la volatilidad cambiaria impacta de forma directa en el consumo
Para Day, un dólar más caro puede ser positivo en el mediano plazo, ya que permitiría generar más ingresos desde el exterior, algo clave para una provincia con un mercado interno relativamente pequeño. Sin embargo, aclaró que eso dependerá de la capacidad de las empresas locales para sostenerse durante un periodo de encarecimiento de costos internos y caída del consumo.
Desde el Gobierno de Mendoza, el economista Sebastián Laza también destacó que un tipo de cambio más competitivo puede beneficiar a las exportaciones, especialmente a las agroindustriales, con el vino como producto estrella. “Un tipo de cambio más alto favorece las exportaciones mendocinas. Cuando se pase cierto nerviosismo político que hoy tienen los mercados, deberían bajar las tasas en pesos. Eso permitiría un bajo impacto en el mercado interno”, afirmó.
Estabilidad vs incertidumbre
Los especialistas coinciden en que la clave no está solo en el nivel del dólar, sino en su estabilidad. Una suba brusca o una caída repentina generan distorsiones difíciles de manejar, tanto para las empresas que exportan como para las que dependen del mercado interno. Además, hay consenso en que el contexto actual —con bajo consumo, inflación alta y un panorama político incierto— profundiza los efectos negativos de la volatilidad cambiaria.
A diferencia de lo que ocurre en otras regiones del país, en Mendoza la combinación de una matriz productiva diversificada y una elevada exposición a mercados externos hace que las fluctuaciones del dólar repercutan de forma heterogénea. Algunos sectores pueden encontrar oportunidades, pero otros enfrentan serias dificultades para mantener márgenes y sostener operaciones.
Para los expertos, la salida de las LEFIS dispuesta por el Banco Central, contribuyó al aumento de la volatilidad cambiaria
El debate de fondo, planteado por Mercau y retomado por Aroma, es si la política monetaria y cambiaria actual permite reducir la incertidumbre de manera efectiva. La eliminación de las LEFIs, el cambio en el esquema de control de agregados monetarios, y la apuesta a contener la inflación por cantidad antes que por precio, son medidas que —según los economistas— podrían estar generando mayor volatilidad en tasas de interés, con consecuencias sobre el capital de trabajo, el acceso al crédito y los costos de financiamiento para el sector privado.
En este escenario, los analistas remarcan que no se trata solo de cuánto vale el dólar, sino de si los actores económicos pueden prever su evolución y tomar decisiones con cierto grado de certidumbre. Para Mendoza, donde la producción depende en buena medida del comercio exterior y el turismo, esa previsibilidad es clave para sostener el empleo, la inversión y el desarrollo.