La administración de Javier Milei ha logrado un importante avance con la autorización del ingreso de limones argentinos a Chile, una noticia positiva para el sector. Sin embargo, este logro se ve opacado por la suspensión de importación de carne argentina a Chile y los reparos de la Unión Europea, ambos derivados de la flexibilización de la barrera sanitaria en la Patagonia.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) recibió esta semana la confirmación del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de Chile sobre el visto bueno a la comercialización de limones argentinos. La Resolución Exenta N° 5040 establece los requisitos fitosanitarios para la importación de frutos frescos de limón para consumo, producidos y procedentes de Argentina. Los envíos deberán cumplir con un plan de trabajo acordado por ambos organismos para mitigar el riesgo de introducción de plagas como Phytophthora palmivora y Guignardia citricarpa.
El Ejecutivo argentino destacó que esta apertura es el resultado de largas negociaciones entre el Senasa, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) y el Ministerio de Relaciones Exteriores. En lo que va de 2025, el Senasa ya certificó la exportación de 142 mil toneladas de limón a destinos como EE.UU., Federación Rusa, Países Bajos y Grecia, entre otros.

La buena noticia para los limones contrasta con las objeciones generadas por la habilitación para ingresar carne con hueso a la Patagonia, una medida formalizada por el Senasa en las últimas semanas tras buscar consenso con provincias y sectores afectados.
En respuesta a esta decisión, el SAG de Chile suspendió la importación de carne y animales reproductores provenientes del sur argentino. La autoridad chilena argumenta que la modificación de Argentina altera los estándares sanitarios mantenidos en la Patagonia, una región previamente reconocida como libre de aftosa sin vacunación.
En la misma línea, las autoridades sanitarias de la Unión Europea han manifestado cautela frente a los cambios introducidos por Senasa. Han iniciado un proceso de revisión del reconocimiento del estatus sanitario de Argentina. En una carta, la Comisión Europea señaló que podría considerar una auditoría de seguimiento para verificar la continuidad y eficacia de las garantías zoosanitarias de Argentina, argumentando que la intención de Argentina de actualizar su legislación podría representar un "cambio significativo" respecto a las condiciones evaluadas previamente. Este panorama mixto presenta desafíos importantes para la política agroexportadora argentina.