En la voz de sus hinchas, Gimnasia y Esgrima revive la leyenda de los “33”: un apodo nacido entre tribunas vacías y un relator curioso que contó uno por uno a los presentes
En Mendoza, decir “los 33” es hablar de Gimnasia y Esgrima, pero no todos conocen el origen de ese apodo tan peculiar. La historia, como toda leyenda futbolera, tiene varias versiones, y en la tribuna cada uno la cuenta a su manera.
“En el torneo local, un sábado se jugaba un partido… el Lobo ya no tenía ni chances de nada. El que transmitía, los contó en la tribuna… y eran 33”, recuerda un hincha, como si todavía viera al relator asomado desde la cabina.
Otro lo explica con más detalle: “Había muy poca gente, hacía muchísimo frío, y este periodista, antes de empezar el partido, contó a los hinchas… 33 exactos. Por eso quedó el mote”.
"Los famosos 33" una insignia del Lobo
No todos lo tienen tan claro. “He escuchado varias versiones, nunca supe cuál es la correcta, pero quedó históricamente”, admite otro simpatizante.
La mística también se alimenta de anécdotas personales. “Un día vine con un amigo sanjuanino y le dije: si somos 14 ahí abajo, te pago el asado. Éramos 12… así que imaginate. Lo de los 33 es mitología, pero pasa, pasa”, relata entre risas.
Y aunque algunos lo tomen como chicana, lo cierto es que en Gimnasia lo convirtieron en parte de su identidad. “A mí son ‘33’, y les contesto que sí… pero que también los bailamos. No hay problema”, desafía uno de los hinchas mientras ajusta la bufanda al cuello.
Entre el mito y la realidad, los “33” ya no son sólo un número: son un símbolo de fidelidad en las buenas, y sobre todo, en las malas.