Vishing y Wangiri: las estafas telefónicas que ponen en alerta a los argentinos
Argentina se ubica entre los países más afectados por las llamadas no deseadas en la región. Expertos advierten que las estafas avanzan con ayuda de la inteligencia artificial
La proliferación de llamadas desde números desconocidos, muchas veces con prefijos extranjeros y que se cortan de inmediato, encendió las alarmas en Argentina. Se trata de dos modalidades de fraude cada vez más sofisticadas: el "vishing" y el "wangiri", que buscan engañar a los usuarios para obtener información confidencial, generar costos elevados o perpetrar robos de identidad.
Según el Global Call Threat Report de Hiya, Argentina es uno de los países más vulnerables de la región: en el tercer trimestre de 2024, el 59% de las llamadas recibidas fueron no deseadas, ubicando al país en el segundo lugar de América Latina. En promedio, cada persona recibió siete llamadas de spam por mes, y el 27% de ellas correspondió directamente a intentos de fraude.
Cómo operan los estafadores
El vishing combina ingeniería social con suplantación de identidad. Los delincuentes logran que el número en pantalla parezca legítimo y, bajo excusas de confirmaciones urgentes, solicitan datos sensibles como contraseñas, códigos de verificación o información de tarjetas de crédito. La presión para actuar de inmediato es parte del ardid.
El wangiri, por su parte, se basa en realizar llamadas muy breves desde números internacionales. La intención es que la víctima devuelva la comunicación, lo que genera cargos elevados por tarifas premium sin ningún tipo de beneficio.
Señales de alerta
Existen indicadores claros para identificar un posible intento de estafa. Entre ellos, llamadas inesperadas desde el extranjero que se interrumpen de inmediato, solicitudes de información confidencial bajo la excusa de urgencia y números que parecen coincidir con entidades conocidas pero acompañados de presión para responder en el momento.
Cómo protegerse
Los especialistas recomiendan adoptar hábitos de prevención para reducir el riesgo:
- No devolver llamadas a números desconocidos, especialmente si son internacionales.
- No compartir nunca datos sensibles por teléfono.
- Verificar con bancos o empresas únicamente a través de canales oficiales.
- Activar la autenticación de dos factores en cuentas bancarias y aplicaciones críticas.
- Capacitar a familiares y equipos de trabajo, en particular a los adultos mayores, que suelen ser los más expuestos.
En un escenario en el que las comunicaciones fraudulentas se multiplican, conocer estas modalidades y cómo reaccionar se convierte en una herramienta fundamental para proteger la información personal y el patrimonio.