Valle de Uco: entre los que más Necesidades Básicas Insatisfechas tienen en Mendoza
Así lo indican los datos del Censo 2022. Tupungato está primero en el ranking provincial, Tunuyán tercer y San Carlos sexto.
Tupungato, Tunuyán y San Carlos son los departamentos de Mendoza que integran el Valle de Uco, zona que hoy fue elogiada por el presidente Javier Milei.
“Es la prueba de cómo la libertad y el capital privado pueden crear, casi de la nada, una industria de calidad mundial, como es el caso del Valle de Uco, que comenzó siendo un desierto y fue transformado, gracias al ingenio humano, en un bastión global de la industria vitivinícola”, destacó el presidente.
Bueno, Tupungato es el departamento de Mendoza en donde más Necesidades Básicas Insatisfechas hay, lidera el ranking con el 13,8% según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) en base a los datos del Censo 2022.
Tercero, detrás de Lavalle, está Tunuyán con el 12,9%, y sexto San Carlos con el 10,2%. De 18 departamentos que hay en Mendoza, los tres del Valle de Uco están en el grupo de los seis con más Necesidades Básicas Insatisfechas.
Estos datos, más las palabras del presidente, sirven para tratar de tener claro cómo se planifican las actividades económicas a potenciar y qué sucede con el crecimiento que experimentan los diferentes sectores. En el Valle de Uco además, las hectáreas con viñedos lejos de achicarse, crecieron.
Diego Stortini, ex presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán (CIAT) y dueño de la bodega Finca del Nunca Jamás en Tunuyán, indicó que en Tunuyán la población con NBI pasó de 19,8% en 2001, a 12,9% en 2022; son –6,9 puntos. En Tupungato, de 26,3% a 13,8%: –12,5 puntos. Y en San Carlos, de 18,1% a 10,2%: –7,9 puntos.
Hay que aclarar que la baja se dio en toda la provincia y que los departamentos del Valle de Uco ocupaban mejores posiciones años anteriores en el ranking de NBI provincial, por lo tanto el análisis de Stortini es parcial, pero su explicación es interesante.
“Todo esto ocurrió pese al retroceso fuerte de otras actividades históricas de la zona como conserveras, frutícola, aserraderos y la actividad petrolera en Tupungato porque se concentraron cada vez más en el Gran Mendoza. La única que creció sostenidamente fue la vitivinicultura, y ese crecimiento explica buena parte de la mejora: más empleo formal, más oficios técnicos, mejor calificación y un ecosistema de turismo y servicios que derrama sobre toda la comunidad”.
Agregó que “hoy los jóvenes estudian carreras sin salir del departamento, tienen más opciones de trabajo local y puestos con mayor calificación. De hecho, cuesta más conseguir mano de obra rural tradicional porque existen alternativas técnicas mejor pagadas en la cadena vitivinícola. Muchas familias lograron ascenso social con sus hijas e hijos que trabajan en recepción, enología, mantenimiento, aprenden idiomas e interactúan con visitantes, y se integran a un turismo que en el Valle de Uco se explica mayormente por el vino”.
Señaló que falta obra pública (cloacas, gas, vivienda), “pero el desarrollo territorial es evidente y la vitivinicultura ha sido el motor del cambio”.
Por su parte, Natalia Palazzolo, doctora en Ciencias Sociales y estudiosa del sector vitivinícola dijo que “parece algo paradojal que sean estos departamentos los que más NBI tienen con el boom vitivinícola que experimentaron. En el Valle de Uco hubo un boom inmobiliario además del vitivinícola”.
Agregó que son capitales nacionales e internacionales que apuntan más al turismo de alta gama, a los extranjeros y elaboran los vinos para el mercado externo. Este tipo de inversiones buscan bajar los costos de producción al máximo y el salario principalmente va a ser un costo. Es el principal costo que tienen las empresas además de la tecnología. Entonces no les interesa que haya buenos salarios, sobre todo cuando se contrata mano de obra local para determinadas tareas porque no lo van a vender en el mercado interno, su producto no va a ser consumido por los que trabajan ahí ni por los vendedores de servicios. Entonces, el salario pasa a ser visto más como un costo de producción y no como una posibilidad de estimular la demanda de sus propios servicios y los productos que venden”.
Señaló que también se da un “fenómeno con la tercerización, se contrata mano de obra a través de cuadrilleros y se paga lo mínimo indispensable, en condiciones a veces deplorables. Esos capitales podrían invertir en otro lugar como es el Napa Valley, en California; pero acá es mucho más barata la tierra y obtienen condiciones de rentabilidad muy grandes con costos más bajos”.
El debate es interesante, hay mucho para analizar.