A un año de la Ley Bases y el RIGI en Mendoza: IMPSA como laboratorio del desguace y un anuncio reciclado
La privatización de IMPSA, la deuda impagable y el ajuste sobre sus trabajadores muestran que Mendoza empieza a repetir el error de Nigeria: entregar recursos estratégicos sin un plan para su gente.
En mi columna publicada el 3 de julio en El Medio, titulada “Recursos naturales, soberanía y desarrollo: lecciones de Noruega y Nigeria”, expuse cómo dos países con reservas petroleras similares tomaron caminos opuestos: Noruega construyó un modelo de desarrollo planificado, con control estatal y beneficio social; Nigeria entregó sus recursos a intereses externos y terminó atrapada en la dependencia y la pobreza. La conclusión fue clara: la diferencia no está en los recursos, sino en la decisión política sobre cómo se administran.
Hoy, a un año de la aprobación de la Ley Bases y el RIGI, Mendoza enfrenta un caso concreto que refleja ese dilema: la situación de IMPSA. Lo que analizamos teóricamente en la comparación entre Noruega y Nigeria se materializa ahora en nuestra provincia, mostrando el peligro de repetir los errores del modelo nigeriano.
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Entre 2019 y 2023, IMPSA transitó un proceso de recuperación con participación del Estado nacional, el Banco Nación y el gobierno provincial. Esa etapa se parecía al camino noruego: capital público, control estratégico, reinversión de la renta tecnológica en el país y protección del empleo calificado. Con ese esquema, IMPSA retomó exportaciones, estabilizó su producción y sostuvo a sus casi 700 trabajadores.
Pero con la sanción de la Ley Bases y el RIGI en junio de 2024 —instrumentos clave del actual gobierno libertario— el rumbo cambió drásticamente: en febrero de 2025, IMPSA fue privatizada a favor del fondo estadounidense ARC Energy por apenas USD?27 millones, perdiendo el control estatal que aseguraba el destino soberano de una de las pocas industrias de alta tecnología de Argentina.
Los resultados de esta entrega son evidentes:
- La planta opera hoy a 40% de su capacidad, con falta de insumos y retrasos en pagos; el aguinaldo se fraccionó en cuatro cuotas hasta octubre.
- La deuda acumulada supera los USD?560 millones, reperfilada hasta 2044 sin un plan productivo sólido.
- La UOM denuncia suspensiones y reducción de horas, mientras las promesas de inversión aún no se concretan.
La gestión 2019–2023 demostró que era posible pensar un modelo al estilo noruego, donde el Estado guía la industria estratégica y asegura que sus frutos lleguen a la sociedad. En cambio, la privatización tras la Ley Bases confirma un giro hacia el camino nigeriano: una entrega apresurada de recursos estratégicos, sin condiciones que garanticen reinversión, participación estatal ni beneficio intergeneracional.
IMPSA no es solo un símbolo mendocino; es un caso testigo que advierte sobre el futuro de otras industrias estratégicas si Mendoza y Argentina insisten en priorizar la venta rápida de activos en lugar de construir un desarrollo sustentable, soberano y con planificación de largo plazo.
Nota al lector:
Esta columna continúa el análisis iniciado en El Medio el 3 de julio de 2025, en la nota “Recursos naturales, soberanía y desarrollo: lecciones de Noruega y Nigeria”. Puede leerse como complemento o de forma independiente.