Recursos naturales, soberanía y desarrollo: lecciones de Noruega y Nigeria

La autora de la columna compara los modelos aplicados por esos dos países para explotar recursos naturales y cuál fue el resultado de cada uno.

ANALISIS

La comparación entre Nigeria y Noruega confirma que la clave no está en la riqueza de los recursos, sino en cómo se gestionan. Mientras Noruega priorizó el interés nacional, la transparencia y el ahorro intergeneracional, Nigeria permitió que intereses externos y elites locales se apropiaran de la renta petrolera, perpetuando la pobreza.

El manejo de los recursos naturales constituye una de las decisiones estratégicas más importantes que puede tomar un país. El petróleo y el gas, en particular, ofrecen una oportunidad única de generar riqueza y bienestar, pero también pueden convertirse en fuente de corrupción, desigualdad y dependencia si se administran sin visión de desarrollo. Dos países con abundantes reservas de hidrocarburos —Nigeria y Noruega— muestran caminos radicalmente opuestos: uno, marcado por el estancamiento y la pobreza; el otro, por la prosperidad y la equidad social. Esta comparación demuestra la diferencia entre negociar pensando en el país y su gente, o entregar los recursos a intereses externos.

Nigeria: riqueza sin desarrollo

Nigeria descubrió petróleo en 1956 y rápidamente se convirtió en uno de los mayores productores de África. Durante los años ‘70 y ‘80, los ingresos petroleros representaron más del 80% de sus exportaciones. Sin embargo, en lugar de convertirse en un motor de desarrollo, el petróleo profundizó la corrupción, la desigualdad y la dependencia de un solo recurso (Banco Mundial, 2023).

Las principales características de su modelo fueron:

  • Concesiones favorables a multinacionales como Shell, Chevron, Exxon y Total, que controlaron casi toda la cadena de valor.
  • Escasa capacidad estatal para regular y fiscalizar la producción.
  • Ausencia de fondos soberanos o mecanismos de ahorro intergeneracional: la renta petrolera fue consumida rápidamente y concentrada en élites políticas.
  • Altos niveles de corrupción endémica, agravados por la llamada “enfermedad holandesa”, que hizo colapsar sectores productivos alternativos como la agricultura.


Hoy, pese a que el país exporta millones de barriles diarios, más del 60% de la población sigue viviendo con menos de USD 2,15 por día (Banco Mundial, 2023), y el país ocupa posiciones muy bajas en los rankings de desarrollo humano (PNUD, 2023).

Noruega: Riqueza con desarrollo

En 1969, apenas 13 años después de Nigeria, Noruega descubrió petróleo en el Mar del Norte. En lugar de ceder el control, estableció un modelo centrado en la soberanía y el beneficio social:

  • Creó la empresa estatal Statoil (hoy Equinor) para asociarse con empresas extranjeras, asegurando la mayoría estatal en los proyectos.
  • Impuso un esquema fiscal robusto con impuestos al 78% de las ganancias de las petroleras privadas, reinvirtiendo esos fondos en servicios públicos y ahorro nacional.
  • Fundó el Fondo de Pensiones Noruego, que hoy gestiona más de USD 1,5 billones en activos, distribuyendo la renta petrolera entre generaciones (NBIM, 2024).
  • Combinó la gestión de recursos con un sólido Estado de bienestar, transparencia y políticas de largo plazo para diversificar su economía.


Este modelo permitió a Noruega transformarse en uno de los países con mayor desarrollo humano, bajo nivel de pobreza (0,5% de pobreza extrema, PNUD, 2023) y el mayor fondo soberano del planeta, que asegura estabilidad para el futuro.

Sostenibilidad y visión intergeneracional

Uno de los mayores éxitos de Noruega fue transformar un recurso finito como el petróleo en un instrumento de desarrollo sostenible, gracias al Fondo de Pensiones que invierte en mercados globales, asegurando que las generaciones futuras también se beneficien. A esto se suma un marco regulatorio que exige a las empresas extranjeras respetar altos estándares ambientales y laborales.

En contraste, Nigeria no implementó un mecanismo de ahorro ni diversificación y siguió dependiendo de los vaivenes del precio del petróleo. La corrupción desvió recursos que podrían haberse destinado a salud, educación o infraestructura, perpetuando la pobreza.

Conclusión

Esto muestra que los países con recursos estratégicos deben negociar pensando en el desarrollo sostenible de su gente y no en la entrega a intereses externos. La experiencia noriega  demuestra que un Estado con visión, capacidad técnica y compromiso con su población puede convertir los recursos naturales en progreso económico y social.

Principales fuentes consultadas

- Banco Mundial (2023). Nigeria: Poverty & Equity Brief. https://povertydata.worldbank.org/poverty/country/NGA
- NBIM (2024). Norwegian Government Pension Fund Global Annual Report. https://www.nbim.no/
- EITI (2024). Reports on Transparency in Extractive Industries. https://eiti.org/
- Ministerio de Petróleo y Energía de Noruega (2023). History of Petroleum Management in Norway. https://www.regjeringen.no/en/dep/oed/
- Ovadia, J. S. (2016). The Political Economy of Oil and Gas in Africa: The Case of Nigeria. Routledge.
- Karl, T. L. (1997). The Paradox of Plenty: Oil Booms and Petro-States. University of California Press.

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