Peste negra: un nuevo estudio que reescribe la historia
Una revolucionaria investigación sugiere que la bacteria Yersinia pestis desató su furia en el siglo XIII, desafiando la cronología tradicional y obligándonos a repensar las pandemias ancestrales.
Durante mucho tiempo, la historia de la peste negra, la pandemia más devastadora de la humanidad, se fijó en el siglo XIV, con su irrupción masiva en Europa a partir de 1347. Sin embargo, una innovadora investigación publicada en Medical History está cambiando este paradigma. El estudio propone que la bacteria Yersinia pestis, responsable de la plaga, ya estaba presente en el Medio Oriente casi un siglo antes de lo que se creía, redefiniendo nuestro entendimiento del origen de la peste negra.
Los historiadores de la medicina Monica H. Green y Nahyan Fancy, tras un meticuloso análisis de crónicas medievales y nuevos estudios genéticos de la peste, han rastreado la presencia de la enfermedad hasta la segunda mitad del siglo XIII.
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Documentos previos a 1348, incluyendo textos religiosos y médicos, describen epidemias con síntomas característicos de la peste bubónica, como la inflamación de bubones, en regiones como Siria, Irak y Egipto. Este hallazgo coincide con el avance del Imperio Mongol en la década de 1250 y la conquista de Bagdad en 1258, eventos que pudieron haber actuado como vectores de dispersión de la plaga.
La clave de esta hipótesis radica en el concepto de "focalización": la peste negra no siempre se manifiesta en brotes humanos explosivos. Yersinia pestis puede circular silenciosamente entre roedores y pulgas durante años o décadas antes de dar el salto a las poblaciones humanas.
Se sugiere que los movimientos de tropas, el comercio y las rutas de abastecimiento mongolas facilitaron la expansión de la bacteria desde Asia Central, donde estudios genéticos ya habían ubicado cepas ancestrales, hacia el Mediterráneo oriental y el norte de África.
Esta perspectiva reevalúa la llegada de la peste a Europa no como una irrupción repentina en 1347, sino como la explosión de una enfermedad ya establecida en Eurasia, que encontró las condiciones ideales para su catastrófica expansión en el siglo XIV. Comprender cómo estas enfermedades infecciosas se gestan y propagan a lo largo del tiempo ofrece valiosas lecciones para la prevención de futuras pandemias en nuestro mundo globalizado.