Pasó para el 2026 la recuperación del consumo

Septiembre habría cerrado también en negativo. Los factores que impactan en las expectativas.

ECONOMIA

Crece el pesimismo en los consumidores. Las expectativas positivas que se sostenían, pese a las dificultades, empiezan a debilitarse. Se invierte la ecuación y la mirada negativa del presente prevalece por sobre la positiva del futuro.

El consumo masivo se estancó en el arranque del segundo semestre por el deterioro del poder adquisitivo y el encarecimiento del crédito con la suba de las tasas. El sector prevé cerrar 2025 apenas por encima de 2024 y se posterga para 2026 la recuperación esperada del consumo. Los analistas estiman que septiembre habría cerrado también en negativo.

Las ventas en supermercados cayeron 1,9% en agosto respecto de julio, según Scentia. Contra agosto de 2024, aumentaron 4%, y en lo que va de 2025, acumulan una suba de 1,2%. Pero la tímida reactivación no alcanza a recuperar la pérdida del año pasado, cuando las ventas se contrajeron 15%.

La Universidad de Palermo (UP) también reflejó en su índice mensual una baja de 3,2% del consumo privado en agosto versus julio, aunque tuvo un avance interanual de 5,5% y acumula once meses de incremento, con 13,7%.

En tanto, el indicador de la Cámara Argentina de Comercio (CAC) retrocedió 0,5% interanual en agosto y tuvo una retracción de 0,6% contra julio, descontando los efectos estacionales habituales.

Por su parte, el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad Di Tella cayó 0,3% frente a agosto a nivel nacional y acumula una baja de 13,5% desde diciembre de 2024.

Quiebre de las expectativas en el consumo

“El tercer trimestre está marcado por un cambio: la realidad quebró las expectativas que sostenían la ilusión, aún a pesar de la dificultad. Hoy, este presente se impone sobre la promesa de un futuro de cambio”, apuntó el último relevamiento de la consultora Moiguer.

“Lo que al inicio del año era esperanza de futuro por encima de un presente adverso se revierte ante la caída de los indicadores macro, los escándalos y los reveses legislativos”, destacó. Así, pasó de 37% a 46% –un aumento de nueve puntos?– entre los 3.900 encuestados el sentimiento de un presente negativo.

Y agregó que “el consumo tracciona más por expectativa que por realidad”. “Hoy, la combinación de incertidumbre, dólar en alza y precios que no bajan comienza a enfriarlo”, adelantó.

La clase media-baja y el segmento correspondiente al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) imprimen el pesimismo, sesgando hacia abajo la percepción general, precisó Moiguer. Un 48% se manifiesta pesimista y 42% cree que hay una alta probabilidad de crisis económica. A su vez, 46% piensa que la inflación va a empeorar, al igual que un 40% sobre la estabilidad laboral.

Se abre así un panorama de mayor cautela y los hogares adoptan una actitud de resguardo frente a la incertidumbre. “El esfuerzo es grande y la retribución no está al nivel”, resaltó.

Y anticipó: “En un país tan cambiante, la clave estará en lo que ocurra en las próximas semanas: si la esperanza logra recuperarse o entraremos en un pesimismo general”.

“El calendario electoral debilitó el crecimiento heterogéneo de la primera mitad de año, lo que podría mantenerse si la incertidumbre atada al escenario político se sostiene”, afirmó Gabriel Foglia, decano de la Facultad de Negocios de la UP.

Julián Fernandez, manager de NielsenIQ, coincidió en que “el consumo está estancado”. “Si bien viene de un segundo trimestre positivo, el segundo semestre no acelera y se proyecta 2% de crecimiento anual, por debajo de las previsiones iniciales de 8%, repunte mínimo frente a la caída de 2024. La recuperación es débil y no alcanza para compensar la pérdida. Y lo esperado para 2026 resulta insuficiente para volver a los niveles previos a la crisis”, adelantó sobre el 4,9% de crecimiento que el Gobierno planteó en el proyecto de Presupuesto.

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