Las claves económicas para 2026: qué esperan los expertos sobre inflación, dólar y salarios
La desaceleración inflacionaria convive con dudas sobre el dólar y un mercado laboral que aún no reacciona. Economistas explican qué señales seguir en la Argentina y en Mendoza durante 2026.
Con un PBI que volvió a crecer y un clima económico más estabilizado, la Argentina ingresa a la antesala de 2026 con una pregunta clave: ¿qué tan sostenible será esta recuperación? En Mendoza, donde la evolución del consumo, el empleo y la actividad productiva suele amplificar los movimientos de la macro nacional, las expectativas para el próximo año se vuelven especialmente relevantes.
La inflación en descenso, la estabilidad cambiaria, la discusión sobre la modernización laboral y la posibilidad de que los salarios comiencen a recomponer su poder de compra forman parte del nuevo escenario que economistas y analistas observan con atención. También lo hace la trayectoria del Producto Bruto Geográfico, que definirá el pulso de la economía mendocina en los próximos meses.
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Especialistas consultados por El Medio ofrecen su mirada sobre estos puntos y proyectan qué puede esperar la provincia —y el país— en 2026:
Inflación: ¿la desaceleración seguirá en 2026?
La expectativa predominante es que la inflación continúe bajando, aunque de forma más lenta que en la primera etapa del proceso. Para Jorge Day, del Ieral, el panorama es relativamente claro: “El Gobierno está políticamente más fuerte y mantiene el convencimiento de sostener el equilibrio fiscal. Eso permite pensar que la inflación seguirá desacelerándose, pero más lentamente. Llegar a un dígito anual llevará tiempo”.
Martín Kalos, de EPyCA Consultores, coincide en la tendencia, pero advierte que el proceso perdió velocidad. “Llevamos siete meses de estancamiento y la inflación mensual no logra volver a los niveles de mayo de 2025. En el largo plazo, las condiciones están dadas para que continúe bajando, pero no a pasos acelerados”, señala.
En el REM del Banco Central, los analistas proyectan subas del 1,9% en enero, 1,7% en febrero y 1,7% en marzo, con una inflación del 19,5% para todo 2026, lo que refuerza la idea de un sendero descendente, aunque persistente.
Dólar y tipo de cambio: el punto más sensible
La trayectoria del dólar aparece como una de las variables más inciertas para el año próximo. Day prevé que, si el escenario fiscal se sostiene, el tipo de cambio “aumentaría a un ritmo inferior al de la inflación”, algo que podría apuntalar la recomposición parcial del salario real.
Kalos, en cambio, pone el foco en las fragilidades del esquema actual. “Es el flanco más débil del proceso de estabilización”, afirma. Explica que parte de la demanda de divisas está contenida por regulaciones —como encajes bancarios muy altos— y que medidas clave, como la remonetización y la acumulación de reservas, siguen pendientes. “Cuando afloje ese torniquete y el Gobierno quiera empezar a acumular reservas, habrá que ver cómo responde el mercado”, advierte.
También cuestiona la consistencia del régimen de bandas cambiarias: “Para no tocar el techo, el dólar debería subir menos que los precios durante todo 2026, y ese atraso es un problema”.
En línea con estas dudas, el REM anticipa un tipo de cambio mayorista que superaría los $1.600 a comienzos de 2026 y cerraría el año cerca de $1.812.
Salarios y poder adquisitivo: ¿vuelve la recomposición?
Sobre este punto, las miradas están divididas. Day ofrece una perspectiva algo más optimista: “El poder de compra puede subir si la economía crece y el dólar aumenta menos que la inflación. Es posible que esos dos factores se cumplan durante 2026, y por ende, haya cierta mejoría”.
Kalos, por su parte, observa un panorama más complejo. Sostiene que la mayor recuperación reciente se concentra en el empleo informal —más difícil de medir y más precario—, mientras que en el sector privado registrado la mayoría de las paritarias no logró empatarle a la inflación. “Hoy no hay proyección de una recuperación significativa del poder adquisitivo”, asegura.
También advierte que el salario público sigue deprimido y que la falta de recomposición está generando un “pequeño éxodo” de trabajadores capacitados hacia el sector privado, lo que debilita la estructura estatal.
Empleo y reforma laboral: expectativa moderada
La discusión sobre la modernización laboral genera posiciones contrastadas. Para Day, el impacto dependerá de detalles que aún no se conocen. “Primero hay que saber exactamente qué plantea el proyecto, luego ver si se aprueba y si se confía en que se mantendrá en el tiempo. Recién ahí podría reaccionar el empleo privado”, afirma.
Kalos es más escéptico: “La reforma laboral, por sí sola, no genera empleo. Las empresas no van a contratar si no venden más. En muchos sectores la perspectiva sigue siendo ajustar, no expandirse”. Plantea que las reformas estructurales pueden mejorar la capacidad de respuesta en momentos de auge o crisis, pero no son suficientes para impulsar la creación de puestos en un contexto de demanda débil.
De todos modos, el REM marca una estabilidad en las expectativas de corto plazo: proyecta una tasa de desempleo del 7,2% al cierre de 2025 y del 7,1% para fines de 2026.
La economía mendocina y el PBG: una recuperación más lenta
En Mendoza, el comportamiento del PBG estará condicionado por sectores clave que no atraviesan su mejor momento. Day advierte que, si bien la provincia podría acompañar la tendencia nacional, lo haría a un ritmo menor. “La vitivinicultura y el petróleo no están en un período de auge. Eso puede moderar la velocidad de la recuperación”, señala.
A nivel nacional, las exportaciones proyectadas por el REM —casi USD 89.000 millones en 2026— anticipan un mejor escenario para las regiones con actividad exportadora diversificada. Pero en el caso mendocino, la evolución dependerá especialmente del clima internacional para el vino, la dinámica energética y el comportamiento del mercado interno.
Qué dicen los analistas del REM
Mes a mes, el Banco Central (BCRA) consulta a los especialistas del mercado para conocer sus expectativas respecto a algunas de las principales variables macroeconómicas. En la última edición publicada, correspondiente a la encuesta realizada en septiembre, los expertos proyectaron cómo comenzará la inflación en 2026. En concreto, indicaron que el IPC nacional avanzará 1,9% en enero, 1,7% en febrero y 1,7% en marzo. Además, esperan un avance de al inflación del 19,5% para todo el 2026.
En lo que respecta al dólar, las consultoras, economistas y especialistas financieros ven un aumento sostenido a lo largo de todo el 2026. El tipo de cambio, aseguran, superará los $1.600 recién comenzado el 2026 y terminará el año en un valor cercano a los $1.812.
El REM mide también las expectativas sobre la tasa de desocupación. En este caso, los consultados respondieron que esperan un índice de desempleo del 7,2% al cierre del 2025 y del 7,1% al terminar el 2026, es decir que la estadística terminaría prácticamente sin cambios.
Otro dato interesante para analizar, es el que tiene que ver con las exportaciones. La estimación del REM indica que en 2026 los envíos al exterior superarían los USD 89.000 millones, lo que marcarían una mejora de 6,56% respecto a la facturación total proyectada para este año ($83.548 millones).
Las importaciones, en tanto, llegarían a los USD 80.672 millones. De confirmarse la estimación de los expertos, la balanza comercial de 2026 dejaría un saldo a favor de unos USD 10.000 millones.