La verdad sobre la deuda pública en la era Milei: ¿subió o bajó?

Un estudio reciente reabrió el debate sobre la evolución de la deuda en la era Milei, al señalar cambios en la forma de financiamiento del Estado y en la composición de los acreedores.

En la era Milei el stock total de deuda disminuyó, pero se proyecta un incremento de los pasivos en las próximas semanas
ECONOMIA

La deuda pública argentina ha sido uno de los ejes centrales de la discusión económica desde el inicio de la gestión de Javier Milei. Mientras sectores opositores advierten sobre un presunto aumento del endeudamiento, algunos datos aseguran los contrario. De acuerdo con un informe de la consultora Libertad y Progreso, desde noviembre de 2023 hasta agosto de 2025, el stock de deuda se redujo en 29.086 millones de dólares.

Según el estudio, la diferencia con períodos anteriores radica en que el Estado dejó de financiarse mayoritariamente a través del Banco Central y comenzó a sostener los pagos con ingresos genuinos. En otras décadas, el desequilibrio fiscal llevó a que la deuda creciera por encima de la capacidad de pago del país, lo que desembocó en nueve cesaciones de pagos y reestructuraciones.

“Así como la deuda de una familia o de una empresa se incrementa cuando se gasta más de lo que ingresa, con el Estado debería suceder lo mismo. Esto, de hecho, es lo que se hizo durante varias décadas, salvo en períodos muy cortos”, explicó Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.

Abram recordó que las sucesivas crisis de deuda se tradujeron en bonos entregados a acreedores locales e internacionales que en muchos casos no llegaban a representar ni la mitad del monto original prestado. Esa dinámica erosionó la confianza en el país y contribuyó a la salida de capitales.

Cambio de acreedores y pagos con recursos propios

El documento sostiene que lo que se observa hoy no es un aumento de la deuda pública, sino un cambio en los acreedores. Muchos fondos internacionales se rehúsan a renovar créditos, por lo que el Tesoro busca condiciones más favorables y, al mismo tiempo, absorbe pasivos que antes estaban en manos del Banco Central.

Lo cierto, es que los intereses de la deuda se pagan con ingresos fiscales, mientras que el capital se refinancia. De esta manera, se evita el crecimiento exponencial de los compromisos y se sanea la situación de la autoridad monetaria, que durante años acumuló deuda remunerada con los bancos a través de instrumentos como las Leliq.

“Lo que pasó durante años fue que el Estado estafó a argentinos y a extranjeros. Por eso, ni unos ni otros quieren invertir en Argentina, y recuperar esa credibilidad implica emprender un camino como el que propone la administración nacional actual”, señaló Abram.

La magnitud de la reducción

El cálculo de Libertad y Progreso indica que entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 el pasivo nacional descendió en casi 30 mil millones de dólares. Ese número, subrayan, desmiente la percepción de que el Gobierno incrementó el endeudamiento para cubrir el déficit.

Por el contrario, se trató de un ajuste en la estructura del financiamiento, con un desplazamiento de los compromisos asumidos por el Banco Central hacia el Tesoro. "Este último, al asumir esas obligaciones, permitió reducir riesgos de una crisis monetaria mayor y mejorar el perfil de deuda del país", comentó Abram.

La discusión política y económica

Más allá de los números relevados por la consultora, la interpretación de los datos no está exenta de debate. Mientras la oposición insiste en que las emisiones de deuda en pesos y la refinanciación constituyen un aumento del pasivo, el informe mencionado lo encuadra como un reacomodamiento de acreedores sin expansión neta del endeudamiento.

La clave, señalan, está en distinguir entre los pasivos emitidos por el Tesoro y los que contrajo el Banco Central en años previos. El traspaso de esas obligaciones a la órbita del Ministerio de Economía no habría generado un incremento real en la deuda total.

En definitiva, el estudio plantea que el interrogante sobre si la deuda “subió o bajó” tiene una respuesta concreta: el stock total disminuyó. Aunque persiste la necesidad de refinanciar capital y de recuperar la confianza de los mercados internacionales, la dinámica en curso marca una diferencia respecto de décadas de acumulación y crisis recurrentes.

De todas formas, se debe tener en cuenta que en las próximas semanas podría haber novedades respecto al potencial acuerdo con Estados Unidos, que implicaría una nueva deuda de hasta USD 20.000 millones. Si bien se trataría de un swap (intercambio de monedas), en la práctica es otro pasivo que se suma a la deuda total argentina.

Además, sólo durante agosto el stock de la deuda en pesos se incrementó 1,7% y totalizó $264.638.694 millones, mientras que la pagadera en moneda extranjera disminuyó en el equivalente a USD389 millones y se ubicó en USD251.803 millones.

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