¿Es posible cultivar la flor más apestosa del mundo?: detalles de este desafío

¿Es posible tener en casa la Amorphophallus titanum, la flor que huele a carne podrida? Descubre los secretos y desafíos de cultivar esta fascinante y peculiar especie, un verdadero espectáculo botánico para los más audaces.

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La Amorphophallus titanum, popularmente conocida como la "flor cadáver" o la "flor más apestosa del mundo", es una maravilla botánica que despierta tanto fascinación como repulsión. Su nombre se debe al intenso olor a carne en descomposición que emite durante su breve floración, una estrategia para atraer a los insectos polinizadores. Pero, ¿es realmente posible cultivar esta flor exótica en un entorno doméstico?

La respuesta es sí, aunque no es una tarea para jardineros principiantes. La Amorphophallus titanum es una planta tropical nativa de las selvas de Sumatra, Indonesia, y sus requerimientos de cultivo son muy específicos. Crece a partir de un cormo (un tipo de tallo subterráneo) que puede pesar decenas de kilogramos. Para que florezca, el cormo debe alcanzar un tamaño considerable y la planta necesita condiciones muy particulares de humedad, temperatura y luz.

Requiere un ambiente cálido y húmedo, con temperaturas que no desciendan de los 20°, y una alta humedad ambiental, similar a la de su hábitat natural. Además, necesita un suelo bien drenado y rico en nutrientes. Su ciclo de vida es peculiar: pasa por fases de crecimiento foliar (donde desarrolla una única hoja gigante que puede alcanzar varios metros de altura) y fases de latencia, antes de que, eventualmente, emerja la inflorescencia que produce el famoso y fétido olor.

El principal desafío de cultivar la Amorphophallus titanum radica en su paciencia. Pueden pasar muchos años, incluso una década o más, antes de que un cormo florezca por primera vez. La floración en sí es un evento raro y efímero, durando apenas unas 24 a 48 horas. Durante este tiempo, el "aroma" es más intenso por la noche.

Recientemente, la rareza de este evento quedó de manifiesto con la floración de un ejemplar en Berlín el 1 de julio. Este acontecimiento atrajo a numerosos visitantes, ansiosos por presenciar el peculiar espectáculo y experimentar su infame fragancia, demostrando el gran interés público que genera esta singular planta.

A pesar de la dificultad y el olor, la recompensa visual de ver esta colosal flor en todo su esplendor es inigualable para los entusiastas de la botánica. Es un verdadero trofeo para quienes buscan un desafío en el mundo de las plantas exóticas y no temen a los olores más singulares de la naturaleza.

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