Cinco preguntas sobre los "dólares del colchón"
El que ahorra en dólares no necesita anuncios para usar su dinero. Necesita certezas y confianza.
¿Cuáles son los dólares del colchón?
¿De dónde salieron?
¿Quién los tiene?
¿Por qué están en el colchón?
¿Qué hace falta para que salgan?
Los dólares del colchón son aquellos que guarda el ciudadano común, que no está comprendido en el 1% de la población más rica que atesora entre el 15% y el 20% de la riqueza del país. Como ocurre en el resto del mundo, ese pequeño grupo es el que tiene acceso fácil a los paraísos fiscales y se mueven con relativa libertad en el escenario internacional.
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El ciudadano común con capacidad de ahorro, esto es que atiende los gastos que estima razonable para el nivel de vida elegido o asumido y que sustrae de sus ingresos una determinada suma en calidad de ahorro, es el que tiene los llamados dólares del colchón. Pueden o no estar declarados y provenir o no de actividades blanqueadas. Ya sea su salario o el ingreso que le proporciona su actividad habitual.
Con suerte en la Argentina de hoy ese grupo puede estar integrado por un 15% de la población. El resto tiene un ingreso promedio muy poco por debajo de los 2000 dólares al mes y resulta de ciencia ficción pensar que esa inmensa mayoría de los argentinos tiene capacidad de ahorro.
Esos dólares del colchón que posee ese 15% de la población, a su vez, están distribuidos en forma muy desigual, ya que en ese grupo están los de un ingreso promedio de 6000 dólares mensuales a 2000. Pero lo cierto es que la motivación central de esos actores es proteger su dinero del inmenso fracaso que en la Argentina de hoy padecemos desde hace décadas.
Ese que no confía en nadie y contra toda razón tiene sus ahorros en el colchón es el que se acuerda, por ejemplo, de aquel añorado “un peso un dólar” que duró 10 años, desde el 91 al 2001. Que comenzó con el gobierno de Menem y terminó con el de De la Rúa, y con el mismo ministro de economía, Domingo Cavallo, el de un dólar a un peso que terminó con un dólar de cuatro pesos de la noche a la mañana, y además con el ”Corralito”, esto es que los dólares tuyos, declarados en blanco, depositados aún en bancos que los zonzos creímos extranjeros y sólidos, de la noche a la mañana se quedaron con tus dólares. Y la historia continúa.
¿En qué moneda ahorrás en este querido país en el que hace 25 años un dólar costaba un peso y ahora 1200 y hace un año 1400? ¿Dónde vas a poner los dólares en este país que querés y en el que vivís, si los bancos/estado se quedaron varias veces con los depositados en los mismos? En el colchón, no hay otra.
¿Qué es el colchón? No importa, puede ser una caja de seguridad propia o de un banco, o aún en una cuenta en el exterior o un rincón de tu casa. Son dólares fuera del circuito productivo por profunda desconfianza de sus titulares en el sistema.
¿Qué destino podemos suponer le quieren dar sus poseedores? Seguramente una motivación es el ahorro para futuros imprevistos que entre nosotros abundan. Ya sea quedarte sin trabajo, que el negocio que tenías dejó de ser rentable y no por ineficiencia tuya sino por el abrupto cambio de las reglas. Por ejemplo, de la noche a la mañana dejamos de ser el país más barato en dólares de la región y explotaba el turismo y los tours de compras de chilenos, paraguayos, uruguayos, a ser el más caro de la región y pasar a organizar tours de compra de argentinos a esos países.
Otra motivación puede ser ahorrar para la compra de un bien durable. Ese cambio de destino ocurre cuando el bien a adquirir está barato en función de lo que al ahorrista le costó juntar los dólares del precio total del bien. Qué distinto cantar si con moneda estable existieran créditos a 20/30 años para adquirir viviendas, como ocurre en tantos países similares al nuestro. Otro destino posible es una inversión que asegure la integridad del capital y una rentabilidad razonable. ¿Algún asesor financiero con números serios que respalden históricamente su consejo puede decirnos cuáles son esas inversiones?
Otra pregunta: ¿esos dólares son blancos o negros? Y hay de todo, como en todas las actividades económicas de este querido país, una parte en blanco y otra en negro. Ese no es problema ni mucho menos la causa para que esos dólares estén en el colchón. De ninguna manera.
Está claro que este ahorro del que hablamos no está tampoco compuesto por dinero del narcotráfico, que no es poco, ni de la alta corrupción.
Insistimos: este dinero es de hombres y mujeres comunes que con inmensas dificultades sobreviven a los avatares que los sectores que rigen los destinos del país le hacen padecer al ciudadano común.
Ese dinero no saldrá ni con argucias legales (útiles o no para mejor funcionamiento del sistema burocrático) ni con invocaciones grandilocuentes del gobernante de turno. Saldrá cuando hagamos de la Argentina un país previsible, con institucionalidad en serio, lo que implica justicia independiente y rápida, organismos de control fuera del alcance de los gobiernos de turno y de sus partidos políticos y del poder económico, con una moneda estable, con alternancia política, con mucho menos corrupción, en que las diferencias sean entre adversarios y no entre enemigos, sin odios, sin violencia, en fin, todo eso que la inmensa mayoría deseamos ocurra y que nuestra dirigencia política, empresaria, sindical, social no ha sabido conseguir hasta ahora.