Durante décadas, la ciencia ha intentado descifrar el misterio detrás del pelaje anaranjado en los gatos. La peculiaridad de que la mayoría de los gatos atigrados naranjas sean machos, mientras que las gatas calicó y carey son casi siempre hembras, apuntaba a un “gen naranja” localizado en el cromosoma X.
Ahora, un equipo de investigadores japoneses ha resuelto el enigma al identificar la mutación específica responsable de esta coloración.
El estudio, publicado en Current Biology, revela que una pequeña deleción en el gen ARHGAP36 es la clave. Los machos, que tienen un solo cromosoma X, desarrollan el pelaje anaranjado si heredan la mutación. Las hembras, con dos cromosomas X, necesitan dos copias del gen para ser completamente naranjas, por lo que son más raras.

Cuando una gata hereda un gen naranja y uno negro, se produce un fenómeno conocido como inactivación del cromosoma X, donde una de las dos copias se desactiva al azar en cada célula, generando las manchas distintivas de las gatas calicó y carey.
El profesor Hiroyuki Sasaki, líder del estudio, explicó que la mutación no altera la estructura de la proteína, sino que modifica la actividad del gen.
En las células de las gatas calicó, el gen ARHGAP36 se activa en las áreas de pelaje naranja, suprimiendo la producción del pigmento oscuro (eumelanina) y fomentando la creación del pigmento claro (feomelanina), que da el color anaranjado. En las manchas negras, el gen se silencia y se produce la eumelanina.
Este hallazgo no solo explica la genética detrás de un rasgo tan característico en los gatos, sino que también podría tener implicaciones médicas.
El gen ARHGAP36 también está presente en humanos y está relacionado con afecciones como el cáncer de piel y la pérdida de cabello, abriendo la puerta a futuras investigaciones. Sasaki, por su parte, se propuso un ambicioso plan: buscar el gen en pinturas y momias de gatos del antiguo Egipto para rastrear el origen de esta mutación.