Encontraron una megaciudad subterránea de más de 100 mil arañas
Una gigantesca red de arañas coloniales, la primera documentada en su especie, se extiende por 100 m² en la Cueva del Azufre, en la frontera entre Albania y Grecia.
The colonial spider web in Sulfur Cave, is home to a mixed colony of Tegenaria domestica and Prinerigone vagans. . Foto: subtbio
Un equipo de científicos ha revelado el hallazgo de una extraordinaria comunidad colonial de arañas dentro de la Cueva del Azufre, un ecosistema subterráneo único ubicado en el Valle de Sarandaporo, entre Albania y Grecia. Lo que hace a esta colonia particularmente notable es su tamaño y la fuente de energía que la sustenta, desafiando las concepciones previas sobre el comportamiento de estas especies.
Un tejido de vida en la oscuridad
La colonia se extiende a lo largo de más de 100 metros cuadrados de la pared de la cueva y se compone de un estimado de 69.000 individuos de la araña doméstica (Tegenaria domestica) y más de 42.000 ejemplares de la pequeña araña linyphiida (Prinerigone vagans). Este descubrimiento marca el primer caso documentado de formación de telarañas coloniales en ambas especies, conocidas por su comportamiento solitario.
Scientists discovered the world’s largest spiderweb, covering 106?m² in a sulfur cave on the Albania-Greece border.
Over 111,000 spiders from two normally rival species live together in a unique, self-sustaining ecosystem—a first of its kind.pic.twitter.com/LPLKVElSNv
La densidad de la población es asombrosa, con un promedio de 652 arañas por metro cuadrado de T. domestica, y un número aún mayor de P. vagans. Esta congregación masiva se localiza cerca de un denso enjambre de mosquitos quironómidos adultos (Tanytarsus albisutus), que a su vez se agrupan sobre el arroyo sulfídico de la cueva, proporcionando una fuente de alimento constante y abundante.
Quimioautotrofía: el motor de la colonia
El factor clave para que esta gigantesca colonia prospere en el interior de la cueva es el singular ecosistema quimioautótrofo del lugar.
A diferencia de las cuevas típicas que dependen de la materia orgánica de la superficie (recursos alóctonos), la Cueva del Azufre es un ecosistema sulfídico autosuficiente. La base de su cadena alimentaria es la producción primaria realizada por biofilms microbianos que oxidan el azufre, utilizando el sulfuro de hidrógeno como donador de electrones.
Metellina merianae. Female (left) and male (right) in individual webs on the cave wall.
Análisis de isótopos estables confirmaron que los quironómidos (mosquitos) se alimentan de esta bioproducción microbiana in situ, y luego son transferidos a las arañas, que ocupan niveles tróficos superiores. Los valores de isótopos en las arañas de la cueva difieren significativamente de sus contrapartes de la superficie, lo que demuestra una integración trófica única en este hábitat sulfídico.
Adaptación y distinción genética
Los datos moleculares revelaron que las poblaciones de T. domestica y P. vagans en la cueva son genéticamente distintas de otras poblaciones. En el caso de T. domestica, su genotipo sugiere una mutación única de un haplotipo común global, lo que apunta a un aislamiento genético.
Además, el estudio observó un patrón estacional en la fecundidad de T. domestica, con puestas de huevos significativamente más grandes a principios del verano. El análisis de su microbioma también mostró una diversidad bacteriana muy inferior en los individuos de la cueva en comparación con los de la superficie, lo que podría estar relacionado con las condiciones ambientales extremas o la dieta especializada.
En conjunto, este hallazgo en laCueva del Azufre no solo documenta un caso único de colonialidad facultativa en especies de arañas normalmente solitarias, impulsada por una abundancia de recursos especializados, sino que también arroja nueva luz sobre la adaptación y la integración trófica de las especies de superficie en hábitats subterráneos sulfídicos.