El Hospital Central fue condenado por mala praxis contra un paciente, por lo que la Justicia lo obligó a resarcirlo con $71 millones más intereses. La sentencia en un principio fue por un monto menor, pero la víctima apeló y los jueces la elevaron.
El hombre demandó al hospital debido a que, según su relato, presentaba cálculos en la vesícula desde el año 2016, pero los médicos habrían obviado otra patología que le causó una perforación en el intestino con gravísimas consecuencias para su salud que repercutieron, claramente, en sus relaciones laborales y personales.
El paciente sostuvo en la demanda que fue atendido en el Central durante tres años, pero en ese tiempo le negaron una intervención quirúrgica debido a que "nunca había cama ni lugar en quirófano, que sólo se operan las urgencias y que las descomposturas constantes que reconocían su origen en los cálculos, no era una urgencia, por lo tanto debía esperar".
El día 4 marzo de 2020, fue ingresado de urgencia con un diagnóstico de “colecistitis aguda litiásica con antecedentes de pólipos colónicos y gástricos y colon irritable”. Los profesionales en ese momento solo lo atendieron por los cálculos sin revisar sus antecedentes de pólipos colónicos y gástricos y divertículos.

Finalmente, el 18 de marzo debieron intervenirlo de urgencia por una perforación intestinal, cuya formación llevaba más de 72 horas, es decir cuando fue atendido en el hospital ya contaba con este proceso y no fue detectado por los médicos, ya que fue enmascarado por los antibióticos.
Esta omisión en el diagnóstico le provocó la perforación del intestino que desembocó a una peritonitis generalizada, necesitando una gran cirugía para extirpar el plastrón y resecar el intestino, sumado complicaciones posteriores por las infecciones generalizadas. Este cuadro le generó secuelas graves y permanentes en su desarrollo personal como dolores constantes en la zona abdominal y la obligación de usar pañales.
La víctima sostiene que los médicos realizaron un diagnóstico incompleto de la patología abdominal. Asimismo, sostuvo que los médicos solamente lo vieron una vez por día, sin considerar los antecedentes de la evolución plasmada por las enfermeras, jamás lo controlaron y le dieron el alta a un paciente que llevaba días de febrícula, dolor abdominal, vómitos, y con sonda nasogástrica. Este accionar, durante la internación, aparejó las múltiples complicaciones por las que debe responder el hospital.
Frente a esto, la Justicia tomó en cuenta los dictámenes de los peritos que confirmaron que la víctima, de 41 años sufrió una incapacidad laboral 40% (era obrero metalúrgico) que le impidieron desarrollarse de manera independiente y que le llevaron a problemas psicológicos por el daño físico permanente.
Debido a esto, consideró que el resarcimiento debía ser de $55 millones más intereses. La víctima apeló y esta semana, la Justicia elevó el monto a $71 millones más intereses.