Una compañía internacional produjo un informe que podría ser útil para que las empresas puedan combatir el agotamiento emocional y físico de sus empleados, conocido como “burnout”.
El síndrome de desgaste profesional se caracteriza por un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por el estrés crónico laboral.
En estos días, es prioridad para empresas y líderes comprometidos con el bienestar de sus equipos la lucha contra el “burnout”.
Sus ejecutivos entienden que eso afecta directamente la productividad y la competitividad de las organizaciones.
Según una consultora de recursos humanos especializada en tecnología, el 60% de los empleados en todo el mundo afirma que el trabajo es el factor que más influye en la salud mental de las personas.
Sumado a eso, el hecho de que cada vez esté más borrado el límite entre trabajo y vida privada, en especial a partir del uso a todo tiempo y hora de los dispositivos de conexión, hace que la posibilidad del burnout sea cada vez más frecuente entre los colaboradores.
Con este insight, resulta innegable que la detección temprana de este problema es fundamental para promover la salud mental de los colaboradores.
Identificar señales de desgaste y estrés en etapas iniciales permite que tanto líderes como colaboradores puedan tomar acciones preventivas antes de que se convierta en una situación irreversible.
Es en ese contexto que Great Place to Work (GPTW), autoridad mundial en cultura organizacional, elaboró un informe con los principales puntos a tener en cuenta sobre esta temática.
La salud mental en el ámbito laboral no se reduce únicamente a la ausencia de enfermedades, sino a alcanzar un estado integral de bienestar: físico, mental y emocional.
Aunque el estrés es parte inevitable de la vida laboral, la forma en que se gestiona y se prolonga en el tiempo es lo que determina si se convierte en un problema que puede afectar tanto el rendimiento como la calidad de vida.
Un diagnóstico adecuado y a tiempo es una de las acciones claves para prevenir el burnout entre los colaboradores.
Sin embargo, muchas organizaciones cometen el error de invertir en prácticas y programas de bienestar sin haber analizado a fondo la situación real de sus equipos en etapas previas.
Tal como destaca José Cerra –experto en cultura organizacional de Great Place To Work Argentina- “no basta con copiar y pegar prácticas, primero hay que comprender la naturaleza del problema”.
Para ello, de acuerdo al especialista de Great Place to Work se requiere realizar evaluaciones precisas de clima y cultura organizacional, identificar señales tempranas (desde el agotamiento emocional, ansiedad o despersonalización hasta problemas físicos), considerar variables individuales como las inherentes a cada equipo o sector.
La responsabilidad del liderazgo es otro eje central en la prevención y gestión del burnout entre los colaboradores.
Un líder, además de exigir resultados, es responsable de crear un entorno de trabajo saludable y de actuar proactivamente ante señales de desgaste en su equipo.
Entre sus capacidades principales en esta área deben destacar:
- Gestión del estrés: es fundamental que los líderes aprendan a identificar y gestionar su propio estrés. Solo así podrán guiar a sus equipos sin caer en prácticas de micromanagement que agraven el desgaste.
- Empoderamiento y conexión con el propósito: permitir que los colaboradores tengan libertad de acción y se sientan parte de un proyecto significativo mejora su salud mental y el compromiso con
- la organización.
- Comunicación y gratitud: fomentar espacios de diálogo honesto y reconocer el esfuerzo de cada uno puede marcar la diferencia en la prevención del burnout.
“La gente joven, especialmente las generaciones Z y Millennial, está dispuesta a dejar un trabajo que comprometa su salud mental. Por ello, es indispensable que los líderes adopten una visión integral y empática”, advierte Cerra en base a su análisis del desempeño en las organizaciones.
El contexto organizacional y la cultura de la empresa también influyen en la salud de los colaboradores:
- La cultura de “bancársela”: aunque en generaciones anteriores se promovía la idea de “aguantar” el estrés, hoy se reconoce que la salud mental es prioritaria para el rendimiento y la competitividad del negocio.
- Impacto del entorno: la crisis, la presión constante y situaciones como el cambio al trabajo remoto (y el posterior regreso a la presencialidad) evidencian la necesidad de adaptarse y cuidar el
- bienestar de los empleados.
- Diagnóstico de clima y cultura: un buen diagnóstico revela las áreas de mejora en la organización y permite identificar diferencias entre la percepción de líderes y colaboradores.