Elegir un lugar alejado, digitar los turnos y movilizar gente que apoye el proyecto. Algunos de los ingredientes indisimulables en la receta de la audiencia pública de PSJ.
Este texto es una columna de opinión que critica con dureza la forma en que se está llevando adelante la Audiencia Pública por el proyecto minero PSJ Cobre Mendocino. El autor denuncia que se han seguido una serie de pasos para manipular el proceso: desde elegir un lugar remoto que desalienta la participación, hasta organizar el orden de los oradores para que predominen voces a favor en las primeras jornadas. También señala la presencia de personas movilizadas por el Gobierno que leyeron discursos técnicos sin convicción, la exclusión de oyentes que no estaban inscriptos y la cobertura mediática sesgada. Se sostiene que, lejos de generar confianza, esta puesta en escena aumenta la desconfianza social sobre los controles ambientales, justo cuando en Uspallata crece una mirada más abierta hacia la minería. La conclusión es clara: la forma de organizar la audiencia refuerza la percepción de opacidad en lugar de transparencia.
Este martes se vivió el cuarta jornada de la Audiencia Pública sobre el Informe de Impacto Ambiental del proyecto PSJ Cobre Mendocino y aparecieron las voces críticas. "Me resulta muy curioso que el primer día fueran todas voces a favor del proyecto minero. Justamente el primer día estaba todo el periodismo", manifestó uno de los tantos oradores que llegaron hasta el remoto predio en el que se emplaza el proyecto minero.
A la audiencia pública algunos la han renombrado como la "audiencia privada". Primero, por el lugar elegido para realizarla que sin lugar a dudas, desalienta la participación. Segundo, por el orden de los oradores, el cual genera suspicacias porque por las casualidades del destino la mayoría de las voces de las primeras jornadas fueron a favor, y los detractores del proyecto se aglomeraron en las últimas audiencias. El sábado, prácticamente nadie cuestionaba y este martes hasta parecía haber tribuna de "antimineros" que exclamaban cada discurso en contra del proyecto.
El lugar elegido para la audiencia pública.
El tercer paso del manual, para tergiversar el espíritu de una audiencia pública es movilizar personas para que hablen a favor del proyecto. Empleados municipales, amigos, allegados, personas que puedan leer en sus teléfonos discursos técnicos, sin importar que a los oradores les sean notoriamente ajenos. Ciudadanos de a pie con argumentos de ingenieros.
Quienes concurrieron a la audiencia de forma presencial afirman que en el micro que puso el Gobierno para llegar hasta el lugar de la audiencia había personas que preguntaban si tenían que hablar o solo los llevaban de espectadores. El tercer paso está cumplido.
Para que la manipulación sea perfecta no basta con hacer la audiencia en un páramo inhóspito. También hay que aplicar la cuarta regla del manual: no dejar entrar al público. Una audiencia pública, a puertas cerradas.
Lo vivieron dirigentes políticos como Mario Vadillo y Emanuel Fugazzotto el sábado cuando quisieron ir de oyentes a la primera jornada de audiencia y les negaron el ingreso. Por cuestiones de organización solo se permitió el ingreso de las personas que estaba citadas como oradores. Sin excepción.
El quinto requisito tiene que ver con la difusión: darle mucha repercusión en los medios a los discursos positivos y no replicar a los críticos. Tanto los de vecinos como los de dirigentes de la oposición.
El diputado Jorge Difonso fue uno de los oradores del martes.
Esos cinco pasos del manual para manipular una audiencia pública fueron seguidos al pie de la letra en el caso del Informe de Impacto Ambiental de PSJ Cobre Mendocino. Se quiso evitar un show de los "antimineros" y se terminó montando un circo de actores en una audiencia pública que ni siquiera es vinculante. El arte por el arte.
Lamentablemente, la manipulación de la audiencia para simular transparencia termina generando aún más opacidad. Curiosa forma de intentar transmitir confianza. Porque, al fin de cuentas, lo que frena el desarrollo de la minería en Mendoza es la falta de confianza en la rigurosidad de los controles y da la sensación de que esas dudas no fueron disipadas en Uspallata.
Montar una puesta en escena a más de 2000 metros de altura no parece ayudar mucho en ese camino. Incluso parece un paso torpe ahora que algunos vecinos de Uspallata empiezan a ver la minería como una oportunidad.