En un encuentro este viernes con jóvenes peregrinos de la región, el Papa León XIV defendió que “el mar Mediterráneo puede y debe ser un lugar de encuentro, una encrucijada de fraternidad, una cuna de vida y no una tumba para los muertos”.
Llamó la atención, menos de un día después de recibir en el Vaticano al presidente de Israel, Isacc Stern, cómo el pontífice mantiene la continuinad del empuje pacifista que lo está colocando en el centro de los esfuerzos por la pacificación internacional.
En la audiencia del Consejo Mediterráneo de la Juventud el Papa Robert Prevost hizo suya la visión del político italiano Giorgio La Pira de que “la paz en la región del Mediterráneo sería el principio y casi la base de la paz en todas las naciones del mundo”.

“Esta visión conserva toda su fuerza y poder profético hoy”, dijo el pontífiice, “en una época desgarrada por el conflicto y la violencia, donde la carrera armamentística y la lógica de la opresión prevalecen sobre el derecho internacional y el bien común”.
El Papa instó a los jóvenes a ser “una generación que no acepta acriticamente lo que está sucediendo, que no mira para otro lado ni espera que otro dé el primer paso”. Les dijo que representaban “el signo de un mundo que no se deja llevar por la indiferenia ni la complacencia, sino que se arremanga y trabaja para transformar el mal en bien”.
Lamentó que aunque la “paz está en la agenda de los líderes internacionales”, a menudo se reduce a un simple slogan”, informó la agencia ANSA.
“Aunque la paz está en la agenda de los líderes internacionales, a menudo se reduce a un simple eslogan. Lo que necesitamos es cultivar la paz en nuestros corazones y en nuestras relaciones, dejarla florecer en nuestras acciones diarias trabajar por la reconciliación en nuestros hogares, comunidades, escuelas y lugares de trabajo, en la Iglesia y entre las Iglesias”, agregó el pontífice.
El Papa aseguró que “el patrimono espiritual de las grandes tradiciones religiosas nacidas en el Mediterráneo puede seguir siendo un fermento vivo en esta zona y más allá, fuente de paz, de apertura a los demás, de fraternidad y de cuidado de la creación"-
León XIV concluyó que “los representantes religiosos tienen que rechazar “la blasfemia” de quienes los instrumentalizan "para justificar la violencia y los conflictos armados”.