El día posterior al audaz ataque de Estados Unidos contra tres instalaciones nucleares iraníes, una operación ordenada por Donald Trump que involucró directamente al país en la guerra en Medio Oriente y encendió las alarmas globales, la Casa Blanca afirmó este domingo que los bombardeos de la denominada operación “Martillo de Medianoche” devastaron el programa nuclear y los definió como un “éxito aplastante”.
En un giro sorprendente, el presidente Trump dejó la puerta abierta a un cambio de régimen en Irán a través de un posteo en Truth Social, jugando con su mantra "Make America Great Again" (MAGA) al decir "Make Iran Great Again" (MIGA). Esta declaración pareció contradecir a dos de sus principales funcionarios. Más temprano, en una conferencia de prensa en el Pentágono, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, habían señalado que los bombardeos no apuntaron a un cambio de régimen y que el objetivo no era buscar una guerra, sino proteger a la población y a los aliados, refiriéndose a Israel. Hegseth advirtió que Estados Unidos no limitaba su capacidad de respuesta y que volvería a atacar si era necesario ante una posible represalia iraní.
Mientras la diplomacia global intentaba una desescalada, el embajador de Irán ante las Naciones Unidas, Amir Saeid Iravani, afirmó que Estados Unidos "decidió destruir la diplomacia" y advirtió que el Ejército iraní decidirá "el momento, la naturaleza y la escala" de su respuesta. Iravani acusó a Estados Unidos de sacrificar su propia seguridad para salvaguardar a Benjamin Netanyahu, primer ministro israelí, alegando que Netanyahu estaba logrando que Trump hiciera el "trabajo sucio" de Occidente.
El canciller iraní, Abbas Araghchi, también advirtió que Irán tenía un "legítimo derecho de autodefensa" y que se reservaba todas las opciones para defender sus intereses de seguridad. Evitó ser específico sobre si Irán tomaría represalias contra los activos militares estadounidenses en Medio Oriente. La situación permanece tensa, con Irán decidiendo "el momento y la escala" de su respuesta, y Estados Unidos en alerta ante posibles represalias.
