Este miércoles, hace tres años, Giorgia Meloni, líder de la coalición de centroderecha, entró en el Palacio Chigi, la sede del gobierno en Roma, como nueva primera ministra y celebra el triunfo de su gestión, en la que se ha consolidado, reforzándose contra la débil oposición de centroizquierda.

La premier, de 48 años, celebró que es el tercer gobierno más longevo de la República italiana, que en ocho décadas alumbró sesenta y ocho gobiernos. Solo dos, encabezados por el fallecido Silvio Berlusconi, duraron más tiempo que Meloni.

Meloni ha gobernado con prudencia, evitando con habilidad los conflictos, y puede contar con una cómoda mayoría del 42%, apoyada en sus dos socios en la alianza oficialista: Forza Italia, el partido que fundó Berlusconi, que reúne el 8,10% y cuyo líder es el canciller Antonio Tajani, y la Liga, acaudillada por Matteo Salvini, ambos elevados a la condición de vicepremiers.

Este cuadro, bien sólido, se apoya en un panorama económico de escasa potencia, con un crecimiento del 0,6%, y el apoyo de una mayoría estable.

La oposición de centroizquierda es liderada por el Partido Democrático, que reúne el 21%. La líder es Elly Schlein. Con el otro partido del área, el Movimiento 5 Estrellas, con el 12%, los acuerdos son muchas veces trabajosos. Su líder es el ex primer ministro Giuseppe Conte. Hay otro partido que hace número, pero no pasa del 5%: son los Verdes y la Sinistra.

Meloni ha logrado dar una imagen de estadista en su gestión a nivel europeo. No solo consolidó la imagen de Italia como tercera potencia en la Unión Europea, detrás de Alemania y Francia, sino de estar presente en los acontecimientos internacionales.

Ha sido la única mujer gobernante que participó en la ceremonia de firma del acuerdo de paz en Gaza, en la que cosechó elogios y comentarios públicos de su amigo, el presidente norteamericano Donald Trump.

Su manejo de cuatro idiomas, como ningún otro estadista europeo, también la ayuda.

El gobierno italiano proyecta aumentar el crecimiento económico del 0,6% al 0,8% en 2026, que se eleva al 1,2% entre los veintiséis países europeos.

Los italianos parecen convencidos de que no hay otro remedio y que la alternativa era la recesión. Algunas encuestas demuestran que hay una mayoría de italianos que no la ama, pero tampoco la detesta. En resumen, consideran que no hay alternativa al presente. Hay también otro factor, que es el envejecimiento de la población: una cuarta parte supera los 65 años de edad.

Un éxito importante para Meloni es que su pasado posfascista ha quedado sumergido.

Meloni sabe bien que los italianos están particularmente preocupados (34%) por el deterioro de la asistencia sanitaria pública y ha reforzado el sector en la discusión del presupuesto de 2026.

La premier sabe además que la mayoría de los italianos no la ama. Un 70% sostiene que "las cosas no van bien", pero esto no beneficia los números de la oposición.