En las últimas tres décadas, el sistema de jubilaciones en Argentina ha sido objeto de constantes debates, desde la implementación de las AFJP hasta la actualidad, donde se discute su futuro.
Las nuevas generaciones, desconfiando de la sostenibilidad del sistema estatal, están buscando cada vez más alternativas privadas para su retiro, algo que históricamente se asociaba a personas de mayor edad.
Esta tendencia se alinea con un fenómeno demográfico global: se espera que la población mundial mayor de 65 años se duplique en las próximas décadas.
Déficit previsional
En nuestro país, el resultado previsional se mantiene ininterrumpidamente en rojo al menos desde 1998, ya que los aportes y contribuciones, más otros impuestos afectados específicamente, apenas si cubren la mitad de las erogaciones percibidas por los más de 6 millones de jubilados y pensionados.
El resto debe ser solventado por el Tesoro y derivación de otros impuestos. El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (constituido tras la expropiación de los fondos de las AFJP) se fue reduciendo en términos reales y se va agotando lentamente como recurso complementario.
Pero al mismo tiempo, por una disposición que viene de cuando Domingo Cavallo era ministro de Economía, a valores de julio último el salario máximo sobre el cual un trabajador contribuye a la ANSES es de $3.398.831,89 brutos mensuales.
Y como todo ingreso superior está exento, el haber máximo tributable para quien se jubila asciende a $2.089.463,19 mensuales.
O sea que un porcentaje de los sueldos que casi decuplican al mínimo no ingresa al sistema previsional integrado (SIPA) y quienes los perciben disponen, en consecuencia, de recursos excedentes para derivar al ahorro que cobrarán cuando se retiren.
En los ´90 iba a ser con las AFJP en la mayor parte de los casos, mientras los seguros de retiro apenas representaban un 10%.
Actualmente, un 22% de la población cuenta con ingresos que le alcanzan para acumular capital de manera sostenida y cubrirse del riesgo de longevidad, según la última pirámide socioeconómica elaborada por la consultora de Guillermo Oliveto.
Jubilación a plazo fijo
Históricamente, los seguros de retiro se contrataban en edades más avanzadas, pero hoy el promedio de ingreso es de 38 años, con un 20% de asegurados entre 18 y 30 años y un 60% entre 31 y 45. Uno de los aspectos clave es la posibilidad de elegir entre retiro puro o retiro con vida
“Durante la etapa activa, el asegurado define el destino de su ahorro, que puede ir desde un viaje, una beca de estudios o la compra de una vivienda, y hasta un complemento jubilatorio", explicó Andrés Moll, jefe de Operaciones Personas de La Segunda Seguros.
"Al no estar obligadas a mantener altos niveles de liquidez, las aseguradoras de retiro pueden elaborar estrategias más estables y rentables en el tiempo”, agrega.
Los resultados en pesos que otorgan esas cuentas siguieron muy de cerca el ritmo de la inflación en los últimos tres años, y comienzan a superarla a medida que la inflación cede.
En dólares, el mínimo garantizado es del 2% anual, pero en la práctica tuvo rendimientos del 6% al 8% anual, dependiendo del período evaluado.
Entre las características contempla situaciones de vida en las que se puede acceder al fondo con cuotas reducidas o sin penalidad, como internaciones, casamientos, nacimientos o compra de vivienda.
A partir de los 48 meses, la penalización por retiro anticipado es de solo 1%, y desaparece completamente tras 10 años. En caso de fallecimiento o invalidez total, el beneficiario accede al 100% del fondo acumulado.
En el caso del sistema previsional público, la edad promedio de las altas de jubilación por vejez otorgadas por ANSES había sido de 62,5 años: 64,2 para los varones y 61,3 para las mujeres (SSS, 2019, 2021).
En estos valores promedio subyace una dispersión considerable, ya que un 24% de los varones y un 1% de las mujeres se jubila antes de alcanzar la edad mínima.
Desigualdad e inequidades en las jubilaciones
Pero el principal problema de desigualdad radica en los 30 años de aportes requeridos para acceder a una jubilación, lo cual se penaliza con la pérdida de aportes a todas las personas que no los alcanzan.
De ahí las sucesivas moratorias que se fueron sancionando y eliminando. Inequidades también abundan y contribuyen a las distorsiones, como las jubilaciones de privilegio y regímenes especiales para altos cargos públicos y sectores específicos.
Según el último informe de Anses, 306.141 personas reciben estos beneficios (256.040 jubilados y 50.101 pensionados) y los montos promedio superan ampliamente la media.