Ambiente
Más cerca de usar agua de mar para la minería
Techint ganó la licitación para construir la planta desalinizadora y un sistema de impulsión de agua, con 160 kilómetros de tuberías y tres estaciones de bombeo, que permitirá llevar hasta 840 litros de agua por segundo a tres grandes operaciones en 2036.La obra, que implica la construcción integrada de la planta desalinizadora, 160 km de tuberías y tres estaciones de bombeo, presentó importantes desafíos técnicos y logísticos. Estos incluyeron la instalación de las tuberías de captación en un lecho rocoso del mar con el uso de explosivos, y el ascenso del acueducto por un farellón de 1.000 metros de altura con pendientes de hasta 39 grados. Esta tecnología de desalinización, importada de Israel, también tiene relevancia para Argentina: el director de Techint sugirió que los proyectos binacionales de cobre en el norte argentino podrían en el futuro recurrir a la extensión de esta infraestructura de agua de mar chilena, por ser una opción mucho más viable que el costoso transporte desde el río Paraná.
Techint Ingeniería y Construcción está desarrollando en Chile uno de sus proyectos más ambiciosos, cuyo objetivo es aumentar significativamente la provisión de agua industrial del Océano Pacífico para la minería, reemplazando el uso de agua continental. Esta iniciativa responde a la meta de Chile, principal productor de cobre a nivel mundial, de que para el año 2034, el agua de mar represente el 66% del consumo total de la minería, un porcentaje que actualmente se sitúa en el 43%. Esta transición es crucial para la sostenibilidad, ya que hace una década más del 90% del agua minera provenía del deshielo, informó el diario La Nación.
El cambio en el suministro de agua se aceleró debido a la creciente crítica social por el uso de agua potable destinada al consumo humano por parte de la industria minera. Para abordar este desafío y hacer más sostenible la principal actividad económica del país, varias empresas están invirtiendo en plantas de desalinización. Actualmente, Chile ya cuenta con 24 de estas plantas, y casi el 80% de su producción de agua industrial se destina al sector minero, a pesar de que la desalinización puede incrementar hasta cinco veces el costo del agua.
Argentina podría beneficiarse de la tecnología de desalinización importada por Chile desde Israel, especialmente para los proyectos mineros de cobre que se desarrollan en el norte del país, muchos de los cuales son yacimientos binacionales compartidos con Chile. El director de Operaciones del Área Sur de Techint, Alejo Calcagno, explicó que, a medida que los proyectos argentinos avancen, se espera que también recurran al agua industrial del Pacífico chileno. Esta opción se considera la alternativa más viable, ya sea mediante la extensión de proyectos chilenos existentes o la construcción de infraestructuras paralelas, ya que llevar agua desde el río Paraná sería considerablemente "mucho más cara".
El proyecto que Techint está construyendo en el árido y rocoso norte de Chile para asegurar este suministro de agua de mar, iniciado en 2023, ha generado gran interés. Su relevancia ha sido destacada por figuras importantes, incluyendo la visita del presidente chileno Gabriel Boric y la máxima autoridad de Techint, Paolo Rocca, lo que subraya la importancia estratégica de la desalinización para el futuro de la minería en ambos países.
La megaobra se ubica en la región de Antofagasta, en la zona de Tocopilla, que en el pasado era reconocida por la instalación de cinco centrales térmicas, de las cuales cuatro ya cerraron, y ahora cobró más popularidad por ser el pueblo donde nació el futbolista Alexis Sánchez.
Techint ganó la licitación para construir la planta desalinizadora y un sistema de impulsión de agua, con 160 kilómetros de tuberías y tres estaciones de bombeo, que permitirá llevar hasta 840 litros de agua por segundo a tres grandes operaciones mineras: Radomiro Tomic, Chuquicamata (la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo) y Ministro Hales. Todas son operadas por la empresa estatal Codelco, responsable de producir el 20% del total de la oferta de Chile.
“Es la primera vez que en la minería se adjudica a una sola empresa todo el proyecto integrado: desde la obra marina, la planta desaladora, las estaciones de bombeo, el acueducto y la instalación eléctrica. Para Techint también es la primera vez que construye una obra de desalación de esta escala”, contó Rodrigo Larralde Campos, director adjunto del proyecto, a LA NACION durante una visita al terreno.
El cliente de la obra es Aguas Horizonte, un consorcio integrado por la empresa japonesa Marubeni y la privada Transelec (de capitales canadienses y chinos), que invirtió U$S 1.000 millones para proveer por 20 años el agua industrial a Codelco. La financiación se obtuvo de 14 bancos, que a su vez exigen ciertos estándares de construcción.
Cómo funcionaría
El proyecto comienza con la captación de agua de mar a través de dos tuberías de 1,8 metros de diámetro y 740 metros de largo, que llegan a una profundidad cercana a los 100 metros. La obra incluye también la instalación de un tercer tubo, que cumple la función de descarga, por el cual se devuelve a 540 metros mar adentro la salmuera que se expulsa con difusores para no afectar la vida marina.
Para depositar las tres tuberías sobre el lecho marítimo, trabajan en la zona cinco embarcaciones y 50 buzos encargados de limpiar el terreno, que no es arenoso, sino rocoso, igual que el resto del paisaje de la región de Antofagasta. Para ello, se utilizan explosivos que rompen las rocas.
En el extremo de la captación de agua, también se instaló una estructura de hormigón de ocho metros de diámetro por siete de alto que está anclada en el fondo del mar, con un conjunto de rejas que realizan la primera filtración del agua, para dejar afuera los peces y las plantas marinas.
A cargo de las obras marinas está Martina Smocovich, ingeniera química argentina de 32 años, que previamente había trabajado en algunos proyectos de Fortín de Piedra, el yacimiento gasífero que el Grupo Techint posee en Vaca Muerta, y que supervisa el trabajo del subcontratista chileno Belfi.
Las obras marítimas se conectan con la planta desaladora a través de un túnel construido debajo de la ruta nacional 1, por donde pasan los tres tubos (los dos emisarios de ingreso y el emisario de descarga de la sal). “La planta consiste en cuatro trenes de ósmosis inversa, con capacidad de procesar 210 litros por segundo cada uno para totalizar 840. En el futuro tiene el potencial de expandirse a 1956 litros por segundo, de ser necesario”, detalló Larralde Campos. Junto a la planta desalinizadora está instalada la primera de las tres estaciones de bombeo de toda la obra.
Uno de los mayores desafíos del proyecto fue la instalación del primer tramo del acueducto, de 48 pulgadas de acero, que asciende al farellón de 1.000 metros de altura en apenas 3.000 metros de extensión, con una pendiente angosta y rocosa que en algunos casos llega a 39 grados.
Dada la complejidad, la empresa minera Codelco prefirió que se instalara un cablecarril, por donde ascienden el personal y la carga pesada (con capacidad de hasta 14.000 kg). “La zanja y la soldadura se hicieron de manera mucho más manual de lo habitual y con menos máquinas debido a la pendiente”, explicó Germán Ospina, supervisor general de ductos de Techint.
Una vez completado el tramo hasta la cima del farellón, el acueducto recorre otros 160 km hasta las tres minas, sin mayores complicaciones, salvo un cruce de 900 metros de largo del río Loa.
Antes de iniciar la obra principal, Techint instaló la línea de alta tensión de 110 kV de 13 km, que corre de manera paralela al acueducto desde el mar hasta la cima de la montaña, y las subestaciones de 220 kV y 110 kV. El proyecto consume en total 45 MW y se alimenta de la energía fotovoltaica que genera la planta solar Tamaya, que reemplazó a las centrales térmicas.