Según el Banco Mundial, en 2026 Argentina crecerá el triple que las economías avanzadas
Las proyecciones del organismo estiman una expansión del 4,5% para la economía argentina en 2026, mientras que las economías desarrolladas apenas avanzarían un 1,4%. También se anticipa una recuperación regional liderada por América Latina.
El Banco Mundial proyecta que la economía argentina crecerá un 4,5% en 2026, más del triple que las economías avanzadas, cuyo promedio sería de apenas 1,4%. Tras una contracción del 1,6% en 2023 y otro año negativo en 2024, el organismo anticipa un fuerte rebote del PBI argentino en 2025 (5,5%) y un crecimiento sostenido en 2026, impulsado por la recomposición interna, una macro más estable y mejores condiciones externas.
La estimación ubica a la Argentina por encima del promedio mundial (2,4%) y también por delante de otras economías emergentes y de la región. Solo Guyana y algunos países africanos registrarían un crecimiento superior. Según el economista Gustavo Reyes (IERAL), las proyecciones son razonables, pero dependerán de factores clave como los precios internacionales, la relación con Brasil y el ingreso de capitales.
Reyes destacó que la política fiscal, el sistema financiero y el agro serán motores del crecimiento, mientras que el bajo nivel de inserción internacional puede limitar el impulso. Argentina participa en pocos acuerdos comerciales y enfrenta restricciones para acceder a mercados más dinámicos, lo que podría atenuar los beneficios de un repunte económico interno si no se revierten esas condiciones estructurales.
Después de un año recesivo, el Banco Mundial proyecta que la economía argentina podría registrar un repunte significativo en los próximos años. Según el último informe de perspectivas globales del organismo, el país crecería un 4,5% en 2026, lo que representa más del triple del ritmo estimado para las economías avanzadas en ese mismo período, cuyo promedio sería de apenas 1,4%.
La estimación coloca a la Argentina por encima del promedio mundial (2,4%) y también por encima del conjunto de las economías emergentes y en desarrollo, que registrarían una suba del 3,8%. En la región, solo Guyana y países africanos superarían ese ritmo de expansión.
El informe destaca que luego de una contracción del 1,6% en 2023 y un 2024 también negativo (-1,8%), se espera un fuerte rebote del PBI argentino en 2025 (5,5%) y un crecimiento sostenido en 2026, impulsado por la recomposición de la actividad interna, la normalización macroeconómica y mejores condiciones externas.
En comparación, Estados Unidos apenas crecería 1,6% en 2026; la zona euro, un 0,8%; y Japón, un 0,6%. Estas cifras reflejan una moderación del crecimiento global, que seguiría en torno al 2,4%, por debajo del promedio histórico previo a la pandemia.
La región de América Latina y el Caribe también mostraría señales de recuperación, con un crecimiento estimado del 2,6% en 2026. En ese marco, la Argentina se ubicaría como uno de los países con mayor dinamismo, por encima de Brasil (2,2%), Chile (2,1%) y Colombia (2,9%).
Las proyecciones del organismo contemplan, además, una desaceleración en China (4%) y una leve mejora en India (6,4%), que continuarían siendo los principales motores del crecimiento mundial. En contraste, el informe advierte sobre una persistente debilidad en el comercio global y un contexto financiero desafiante para los países de ingresos medios y bajos.
En cuanto al comportamiento trimestral, el Banco Mundial espera que la economía argentina recupere terreno hacia mediados de 2025, con una mejora progresiva que se consolidaría en 2026, con tasas de crecimiento del orden del 2% trimestral.
Las claves detrás de la recuperación
Consultado por Infobae, el economista Gustavo Reyes, del IERAL-Fundación Mediterránea, explicó que no debería sorprender que Argentina crezca más que las economías avanzadas, al menos en términos relativos. “Normalmente, si ves la mayoría de los años, siempre las economías emergentes crecen bastante más que las avanzadas. Al tener poco capital, se generan buenos negocios, aunque es muy riesgoso”, señaló.
Según Reyes, el dato de crecimiento proyectado para 2026 es consistente con otras estimaciones. “Nosotros también vemos un crecimiento de alrededor del 4%. Pero hay que tener en cuenta los factores que pueden acelerar o desacelerar ese ritmo. Algunos son externos, como los términos del intercambio: si crecen más los precios de las exportaciones que de las importaciones, el país se ve favorecido”, explicó.
El economista destacó además que un dólar más débil a nivel mundial suele implicar precios más altos para los commodities, lo que resulta positivo para economías exportadoras como la argentina. Sin embargo, advirtió que el bajo dinamismo de los socios comerciales, como Brasil, puede actuar como freno. “Brasil venía complicado y ahora enfrenta nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, lo que lo complica muchísimo. Si nuestros socios no crecen, eso también nos perjudica”.
¿Qué motores internos puede tener el crecimiento?
Reyes identificó tres motores claves de la economía argentina que podrían influir en el crecimiento proyectado:
Política fiscal: “El año pasado fue muy contractiva, pero este año se espera que sea casi neutral. Si se mantiene esa línea, podría impulsar la actividad”.
Sistema financiero: “Si los depósitos no se transforman en préstamos, la plata no circula en la economía. Para crecer, es clave que el sistema financiero vuelva a cumplir ese rol”.
Sector agropecuario: “El campo sigue siendo un pilar fundamental. Todo depende del clima y del volumen de cosecha. Un buen ciclo agrícola puede aportar significativamente”.
El economista Gustavo Reyes señaló que es vital que crezcan los préstamos para el desarrollo de la economía
Además, Reyes subrayó que las cifras anuales no siempre reflejan el dinamismo real de una economía. “Cuando se analiza el crecimiento, hay que mirar la evolución trimestral sin estacionalidad. El Banco Mundial estima tasas del orden del 2% trimestral para 2026, lo que indica una economía en expansión sostenida”.
Otro elemento a tener en cuenta es la entrada de capitales. “Si el gobierno logra estabilizar la macro y genera confianza, puede entrar inversión externa. Y eso podría permitir que Argentina crezca incluso por encima del 4,5%. Si eso no pasa, el crecimiento se ameseta rápidamente”, advirtió.
El contexto internacional y las limitaciones de inserción
A pesar de las proyecciones optimistas, el escenario global es desafiante. Un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario, basado en datos del Banco Mundial, advierte que el crecimiento económico mundial de esta década sería el más bajo desde la de 1960. En 2024, el 60% del crecimiento del comercio mundial se concentró en Asia, mientras que América Latina tuvo una participación marginal.
Las economías más dinámicas del mundo —como China, India, Vietnam e Indonesia— y los países con mayor ingreso per cápita —como Estados Unidos, Japón, Singapur y los del Golfo Pérsico— no tienen acuerdos comerciales vigentes con la Argentina ni con el Mercosur. Esta situación limita el acceso a mercados clave y debilita la inserción internacional del país.
Según el informe rosarino, los acuerdos regionales se han convertido en una herramienta esencial para sortear el estancamiento de las negociaciones multilaterales. Desde 2001, el número de acuerdos comerciales regionales pasó de 91 a 376 en todo el mundo. Sin embargo, Argentina participa en apenas 9 de ellos, y todos fueron firmados a través del Mercosur. El último acuerdo nuevo fue en 2017.
Incluso el comercio intra-Mercosur se redujo, al pasar de representar el 25% de las exportaciones totales del bloque hace 25 años, a solo el 10% en la actualidad. Esta falta de dinamismo comercial es una limitación estructural que puede condicionar el impacto del crecimiento interno.