Actividad económica

Crudo estancado, copas vacías: la herida profunda de la economía mendocina

Los dos sectores emblemáticos de Mendoza, la vitivinicultura y la industria petrolera, atraviesan una crisis prolongada que compromete buena parte de la economía provincial
sábado, 24 de mayo de 2025 · 07:06

Los grandes pilares de la economía mendocina están en crisis. Se trata de la vitivinicultura y el sector petrolero, dos rubros que en forma conjunta representan más del 10% del Producto Bruto Geográfico (PBG) de la provincia. Ambos vienen cayendo con fuerza en los últimos años y nada hace pensar que puedan recuperar el terreno perdido en el corto plazo.

Se trata de un verdadero problema para Mendoza, teniendo en cuenta que son ramas de actividad con un “efecto derrame” importante. No existe un cálculo estimativo sobre cuánto traccionan a los demás rubros, pero su incidencia es indiscutible.

Para entender mejor la situación de cada uno, es necesario conocer algunos datos sobre su desempeño en la última década. Comenzando por la vitivinicultura, las estadísticas marcan tres grandes frentes de retracción: el mercado interno, el consumo per cápita y el mercado externo. Los dos primeros están lógicamente relacionados, pero los números demuestran que cada uno se mueve a su propio ritmo.

En el mercado doméstico los números son claros. Entre 2014 y 2024 se dejaron de vender 226,1 millones de litros de vino, lo que implicó una dura caída del 23%. La baja se consolidó en una década en la que reinó la alta inflación, la pérdida del poder adquisitivo, la suba de costos y el encarecimiento de los créditos, entre muchos otros factores.

No obstante, las cifras históricas demuestran que el vino tiene un problema mucho más profundo, que excede a la coyuntura de la última década. Cuando se mira la evolución del consumo per cápita, se encuentra que la baja lleva en realidad 54 años prácticamente consecutivos. En detalle, en 1970 hubo un pico de 91,8 litros promedio de consumo por persona. A partir de entonces comenzó una larga tendencia de decrecimiento, que aún no ha encontrado piso. Hasta acá, el mínimo histórico fue en 2024, cuando los argentinos consumieron sólo 16,3 litros per cápita.

Algunos referentes del sector asocian la caída a los premiunización de la industria (se produce menos, pero de mejor calidad) y a los cambios de hábitos de consumo. De hecho, aseguran que el desplome del consumo por persona es una tendencia que se está dando a nivel mundial, incluso en los principales países productores. Lo cierto, más allá de las causas, es que en Argentina se toma cada vez menos vino y la industria madre de Mendoza lo está sintiendo.

No ha sido bueno tampoco el desempeño en el mercado externo. De acuerdo con el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2014 las bodegas locales exportaron 260,4 millones de litros de vino. Con algunos altibajos, los números subieron hasta alcanzar un pico de 395,1 millones de litros en 2020, pero luego se desplomaron, hasta alcanzar un piso de 196,5 millones en 2023.

Lo positivo, es que las estadísticas del organismo indican que en 2024 hubo una recuperación interanual del 5,6%, dado que el año pasado Argentina exportó 207,6 millones de litros de vino. Lo negativo, es que el sector vitivinícola aún está muy lejos de los números que logró en los años pasados. Además, en el primer trimestre de este año se registraron los números más bajos para ese período de los últimos 16 años.

El escenario es similar en términos de facturación. De acuerdo con un informe del Observatorio Vitivinícola, realizado en base a datos del INV, sólo tres veces en la última década no se superó la barrera de los USD 800 millones (2020, 2023 y 2024). El año pasado se registró una facturación de USD 713,5 millones, con un leve repunte del 4% en comparación al año anterior.

La crisis del petróleo

El otro sector que históricamente ha sido pujante en Mendoza es el hidrocarburífero, pero las estadísticas de la última década son bastante crudas. Según la Secretaría de Energía de la Nación, en 2014 la provincia produjo 5.355.821 m3. Diez años más tarde, en 2024, se registró una producción de 4.022.747 m3. Es decir que en diez años se registró una dura caída del 25% y se dejaron de extraer 1.333.074 m3 de crudo.

Paradójicamente, hace menos de un mes, durante la Offshore Technology Conference (OTC) que se desarrolló en Estados Unidos, el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, celebró los números logrados por el sector petrolero en 2024. En concreto, se refirió a “la primera mejora en producción tras diez años de caída”. Aunque parezca ilógico, las palabras del mandatario provincial fueron acertadas, teniendo en cuenta que entre 2023 y 2024 se logró una recuperación del 1,28%.

Ahora bien, cuando se mira un poco más hacia adelante, se observa que toda la ventaja lograda el año pasado ya se perdió. Es que en el primer trimestre de 2025 Mendoza tuvo el nivel de producción de crudo más bajo del que se tiene registro para ese período (los datos históricos llegan hasta 1999). En detalle, se produjeron 770.606 m3 de petróleo entre enero y marzo de este año, contra 789.699 m3 que se declararon en 2024 (-2,42%).

¿Hay posibilidades de recuperación? La apuesta de Mendoza es que se explore y se explote el lado mendocino de Vaca Muerta, pero lo cierto es que hasta el momento las inversiones que han llegado a esa región se cuentan con los dedos de una mano. Sólo YPF ha explorado la zona y si bien sus primeros resultados fueron auspiciosos, aún no se ha registrado un “boom” de actividad, como pretendía el Gobierno.

Hasta el momento, se perforaron sólo un pozo vertical y dos pozos horizontales de 1.074 y 1.059 metros de rama cada uno, en Paso Bardas Norte (Concesión de explotación) y CN-VII A (permiso exploratorio). Tras los primeros resultados, YPF se comprometió a realizar nuevos pozos e invertir unos USD 30 millones en Mendoza, un monto que está muy lejos de lo que planea invertir en territorio neuquino (USD 3.300 millones).

El resto de los yacimientos se encuentran en declive o al menos en una situación de estancamiento. En ese marco surgió la inclusión de Mendoza en el Plan Andes, una iniciativa de YPF para desprenderse de sus áreas petroleras convencionales maduras en varias provincias de Argentina. El objetivo principal es que YPF se concentre en proyectos de mayor rentabilidad, como la explotación de Vaca Muerta, y que las áreas maduras sean operadas por empresas más pequeñas y especializadas que puedan reactivar su producción.

En el caso de nuestra provincia, YPF cedió áreas petroleras en el clúster Mendoza Norte), el clúster Mendoza sur y en Llancanelo. El objetivo de fondo es que las empresas pequeñas y especializadas asuman la operación de las áreas convencionales, para revertir la caída de producción.

“Este modelo permite atraer nuevas inversiones, dinamizar el sector hidrocarburífero, asegurar el desarrollo sostenible de la industria en Mendoza y fortalecer el crecimiento de la producción, que logró un incremento superior al 1% en 2024 respecto de 2023, alcanzando un total aproximado de 20,6 millones de barriles anuales a pesar del declive natural de los yacimientos maduros”, explicaron desde el Gobierno de Mendoza.

Sólo el tiempo dirá si la estrategia da resultado o no. Lo cierto es que tanto la vitivinicultura como el sector petrolero se encuentran hoy en su peor momento y necesitan urgente un cambio de rumbo. Queda pendiente además la misión de lograr una diversificación de la matriz productiva que vuelva a convertir a Mendoza en una provincia pujante.