En un contexto de transformación acelerada para la industria cripto y la economía digital, Silvina Moschini, fundadora y Chief Strategy Officer de Unicoin Inc., aseguró hoy que el sector seguirá en crecimiento en 2026, pero tendrá el desafío de resolver “los problemas reales” de los usuarios.

Referente del liderazgo femenino en tecnología y finanzas, Moschini analizó la evolución regulatoria, el papel creciente de las mujeres en la toma de decisiones, la institucionalización del mercado y las tendencias que definirán el ecosistema hacia 2026.

- ¿Cuáles son las principales barreras para que más mujeres accedan a roles de decisión en la economía digital?

- El primer gran desafío fue el acceso al capital: históricamente, los emprendimientos liderados por mujeres reciben una fracción muy limitada del capital de riesgo, entre el 1% y el 3%. El segundo reto es la representación: en los fondos de inversión, consejos y puestos directivos fintech, las mujeres siguen siendo minoría, lo que reduce la cantidad de proyectos liderados por mujeres

En cripto y finanzas digitales la brecha continúa, aunque veo señales de avance: hoy, alrededor de un tercio de los tenedores de cripto a nivel global son mujeres y en América Latina crece la adopción femenina en educación financiera, ahorro en stablecoins y uso de billeteras digitales.

Creo que cuando más mujeres diseñan productos, invierten y toman decisiones, los mercados se vuelven más resilientes, estables y orientados al largo plazo. Por eso respaldo iniciativas de formación, redes y acceso a capital para emprendedoras e inversoras.

- El 2025 fue un año de fuertes reacomodamientos en el ecosistema cripto global ¿cómo evalúa el desempeño del sector y qué factores marcaron la confianza (o desconfianza) de los inversores institucionales?

- El 2025 ha sido un año de mayor realismo. La liquidez aumentó y los productos regulados, incluidos los ETF cripto, atrajeron capital de inversores más tradicionales. Se habla de que la capitalización total del mercado superó los 4 billones de dólares, y que los flujos hacia ETF rondaron los 28 mil millones.

Al mismo tiempo, vivimos episodios de volatilidad y salidas netas, recordándonos que seguimos en un ecosistema en construcción, sensible a la regulación, la macroeconomía y la opinión pública.

En regulación, Estados Unidos avanzó en marcos federales para regular las stablecoins (proyecto GENIUS Act). Europa consolidó la implementación escalonada de MiCA; Canadá y Reino Unido continúan haciendo  ajustes a su legislación y consultas; y en Latinoamérica, la adopción estuvo impulsada por la inflación y el envío de remesas, especialmente en Argentina y México.

Mi lectura es que el capital institucional está entrando con fuerza, pero requiere de reglas claras, transparencia y modelos anticíclicos.

- De cara a 2026, ¿ve un cambio en la demanda hacia activos más regulados, mayor adopción institucional o una posible consolidación de proyectos que aporten valor real frente a la volatilidad del mercado?

- Veo un mercado más maduro y menos exclusivo. La institucionalización continuará: bancos, gestores de activos y aseguradoras integrarán más infraestructura blockchain a sus operaciones.

Los proyectos ganadores serán los que resuelvan problemas reales: pagos y remesas más económicos, financiamiento PyME, tokenización de activos reales, identidad digital e infraestructura para mercados de capitales. Los tokens sin utilidad quedarán relegados frente a modelos con valor de uso.

Las comunidades en torno a DAOs (Organizaciones Autónomas Descentralizadas), enfocadas en utilidad seguirán creciendo. Desde nuestra trinchera, estamos impulsando nuestra plataforma The XCollective, que nace con esa visión: crear una  comunidad global que utilice UnicoinX en casos prácticos, acceso a experiencias, formación, networking, beneficios y apoyo a iniciativas con impacto para acercar las cripto a la economía real, bajo criterios estrictos de compliance y divulgación.

La idea es simple y poderosa a la vez, que la gente común no vea las criptomonedas solo como un gráfico que sube y baja, sino como una herramienta para conectar con sus intereses, participar en decisiones y obtener beneficios reales dentro de una comunidad que pone al centro el bienestar y el valor compartido, no solo la ganancia financiera.

- La industria de las stablecoins sigue creciendo, pero también enfrenta debates sobre transparencia, colateralización y marco regulatorio. ¿Cuál cree que será la evolución del sector en los próximos años?

- Las stablecoins hoy son infraestructura esencial del mundo cripto: mueven volúmenes significativos on-chain y su capitalización se estima entre $220–$250 mil millones. Los stabelcoins registran montos de gran escala cada año en pagos, remesas y en la liquidez que alimenta el ecosistema las Finanzas Descentralizadas (DeFi).

Ese tamaño atrae cada vez más supervisión en temas de reservas, reportes, gobernanza y prevención de riesgos. En 2025, Europa avanzó con MiCA, y en Estados Unidos el GENIUS Act.

La sostenibilidad no depende solo de la tecnología, sino de la calidad y liquidez del respaldo, auditorías externas, divulgación periódica y capacidad de integrarse al sistema financiero sin perder eficiencia. Eso es lo que genera confianza en el largo plazo.

- ¿Qué recomendaciones le daría a quienes buscan emprender o invertir en proyectos tecnológicos en América Latina y Argentina en particular?

- Latinoamérica es un laboratorio en tiempo real: presenta muchos desafíos, pero también enormes oportunidades.

Mis emprendimientos nacieron al detectar problemas concretos, desde la gestión de equipos remotos con transparencia, cuando el teletrabajo todavía no era algo común, hasta la reducción de brechas de género en el trabajo digital, y ese es mi principal consejo: partir del problema, no de la moda tecnológica.

La región -por inflación, volatilidad cambiaria, inclusión financiera y costos de remesas- adoptó rápidamente los pagos digitales y las stablecoins. Argentina, Brasil y México son referentes en su uso.

Más que dar “recetas” de inversión, quiero dar un mensaje claro: construyan con ética, con foco en problemas reales y con visión de largo plazo. El capital es cíclico; la confianza -de usuarios, reguladores e inversores- es lo que perdura.