Hace uno días el BID dio a conocer un informe sobre la situación del sector privado argentino e identifica entre las principales dificultades:
- “La baja inversión privada. La caída en el número de empresas, especialmente las exportadoras. El retroceso de las exportaciones (no primarias). Los bajos niveles de emprendedurismo. La reducción del empleo privado formal. La limitada innovación. Los avances dispares en transformación digital. La baja complejidad económica.”
- “Sólo el 3% de las empresas manufactureras argentinas aparecen adoptando tecnologías digitales de producción inteligente de cuarta generación.”
- “La calidad de infraestructura del transporte para el comercio y de costos de comercio están peor de lo esperado para el nivel de ingreso de Argentina y señala que el 75% de los corredores principales de la Red Vial Nacional se encuentra en estado deteriorado, lo que incrementa los costos logísticos por mayor consumo de combustible, desgaste vehicular y tiempos de viaje más prolongados.”
Ahora el futuro distópico que el gobierno está construyendo es una Argentina peor, por ejemplo: sin el Conicet cómo sería nuestra producción inteligente, sin el INTA, como incrementamos la producción agrícola por hectárea cultivada, cómo aseguramos calidad y trazabilidad a nuestros productos sin el INTI ni el INV. Sin Vialidad Nacional y las rutas destruidas, sin trenes, cómo sacamos la producción, las exportaciones, la extracción de petróleo, por suerte se saca en ductos, pero la minería necesita de rutas y graciosamente nos dicen que las haga el sector privado.
Lograr que las rutas sean concesionadas y se arreglen para realizar el cobro vía peajes, puede llevar como mínimo de tres a cinco años y no van a ser todas simultáneas. Hablan sin haber hecho nunca una licitación en serio y sin ministerio de obras públicas. Hasta ahora han destruido, ahora hay que construir.
Creer que los problemas que tiene Argentina según el informe del BID lo arregla la micro, cada empresa o empresario desde su espacio, es por lo menos inocente, o es que vamos a primarizar la economía y eso implica estar mejor, sería un ejemplo único en el mundo.

Si alguien me decía que alguien se vanagloria diciendo, si soy cruel, o que se acuse a los gobernadores por no acompañar el veto, a las leyes de jubilados y discapacidad, de genocidas de generaciones futuras, o que un presidente en un atril en la pacata Mendoza iba a ser el gesto de la masturbación y nadie levanta la voz, por lo menos da para preguntarnos ¿Qué nos pasa?
Al gobierno lo apasionan los mecanismos de intermediación financiera, no les interesa si se muere gente con cáncer o golpear jubilados, mientras aprecian el orden tanto en la calle como en la city, haciendo un manejo especulativo de la economía, sus endorfinas están aplicadas al índice de inflación, valor del dólar y la tasa de interés, bueno trepo casi al 80% hace unos días y casi se infartan. La tranquilidad financiera debe funcionar al costo que sea, se deben mantener estables sus variables idolatradas, a la micro se la desprecia, estamos en la grande. ¿Y entonces?, no hay historias pequeñas de la gente común, lo importante es el resultado del INDEC mensual, al costo que sea.
Obviamente han logrado intimidarnos con represión física, verbal y virtual. El burlichismo gasta en el despliegue de las fuerzas de represión del Estado para amedrentar e intimidar. En un mundo donde la literatura distópica parece anticipar realidades políticas: el 1984 de George Orwell de una sociedad reprimida por la vigilancia estatal y la manipulación de la verdad; Un mundo feliz de Aldous Huxley de un futuro de felicidad artificial y el condicionamiento biológico que garantizan la sumisión, ambos parecen ser el futuro distópico al que vamos irremediablemente.
En el libro Teoría de la esperanza, Byung Chul Han sugiere que, incluso en las peores distopías, la esperanza puede surgir desde lo colectivo, como recuperar la solidaridad, reconstruir redes comunitarias y luchas compartidas. La esperanza, dice Han, "es elocuente" y crea relatos que desafían el fatalismo. En Argentina, esto implica contrarrestar la narrativa oficial con proyectos de justicia social.
Ante semejante panorama ¿Qué hacemos?, hablemos, recuperemos cordura no nos quedemos con que 6 da cada 10 mendocinos, elijen el maltrato y la falta de lógica de los planteos, no pensemos que antes era todo curro y ahora no, saquémonos las vendas y cambiemos este futuro opresivo, por uno sólo de sentido común.