Serie “Menem”: quién es Amira Yoma y cómo es su nueva vida en Siria
Fue acusada de participar en el traslado de “narcodólares” ocultos en valijas y vinculada a figuras como su exesposo Ibrahim al Ibrahim.
La serie biográfica del ex presidente Carlos Menem volvió a poner en el centro del debate a Amira Yoma, la menor del clan Yoma y exsecretaria de Audiencias de la Casa Rosada.
En la serie de Prime Video, es interpretada por Violeta Urtizberea. Tras una serie de escándalos e investigaciones vinculadas a la causo de los “narcodólares” bajó el perfil y se corrió del ojo público.
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En un informe de América TV, Amira reveló que en la actualidad vive en Siria desde hace tres años, donde “puedo salir a la calle como una persona común” y se declaró “retirada de la vida pública y política” tras el escándalo del Yomagate.
En el mismo reportaje, contó que su familia “fue destruida” por la exposición pública literal y política, lo que le ocasionó “18 años de depresión”, y cuestionó el débil eco mediático de su absolución, comparándolo con la vorágine que generó su imputación.
Un regreso silencioso al poder Amira surgió como figura pública en 1989, cuando su cuñado, el presidente Carlos Menem, la nombró directora de la Secretaría de Audiencias de la Nación.
Desde allí, se convirtió en una presencia habitual en actos oficiales y reuniones de poder. Sin embargo, su ascenso duró poco: en 1991 estalló el escándalo del Yomagate, recordó NA.
Fue acusada de participar en el traslado de “narcodólares” ocultos en valijas y vinculada a figuras como su exesposo Ibrahim al Ibrahim, cargo convalidados por memorandos y registros de la causa. En abril de 1994 se dictó su sobreseimiento, aunque el episodio marcó un giro en su vida y la familia Menem-Yoma.
En los años siguientes, Amira intentó retomar una carrera pública: en 1998 trabajó brevemente en Cascos Blancos y en 1999 ingresó al Ministerio de Trabajo, antes de alejarse definitivamente de la escena política.
Amira Yoma, en la serie de Menem
La narrativa de la serie Menem busca reconstruir a Amira como el símbolo vivo de una trama del poder: inusual, controversial y humana. Con su testimonio reciente, Amira retoma silenciosamente el relato, esta vez desde su elección personal por el anonimato y una vida sencilla, lejos de los escándalos que la definieron hace más de treinta años.