Los hilos del poder

El 31 de julio se hará efectiva la renuncia de Ricardo Pettignano como vocal del Tribunal de Cuentas. El gobernador elegirá al reemplazante para seguir llenando casilleros vitalicios con personas de su entorno.

POLITICA

La suma del poder público. Ese es el resultado inevitable del extenso mandato del cornejismo en la provincia de Mendoza. Alfredo Cornejo asumió como gobernador en diciembre del 2015 y desde entonces ha sido el centro de gravitación de la política mendocina. Más allá de que entre sus dos mandatos hubo cuatro años de gobierno de Rodolfo Suarez, la influencia del actual mandatario era evidente. Y a lo largo de todos estos años, ha ido ocupando cargos clave con personas de su estricta confianza. Ahora, la renuncia de Ricardo Pettignano como vocal del Tribunal de Cuentas le da la oportunidad de ocupar otra silla vitalicia en el órgano de control que audita las cuentas públicas.

Al gobernador le incomoda que se cuestione la falta de división de poderes en la provincia. Afirma que todas las personas designadas cumplen los requisitos constitucionales y defiende la idoneidad de cada uno de los nombres propuestos. Pero es innegable la influencia que tiene el mandatario sobre esas personas. 

Quizás la única excepción sea el juez de la Corte José Valerio. Hoy el magistrado se mueve con independencia y su actitud genera malestar en Casa de Gobierno. Fue nombrado por Alfredo Cornejo en reemplazo de Herman Salvini en el año 2016 pero en las últimos años la relación entre ambos se enfrió. Sobre todo desde la llegada de el exministro de Gobierno de Cornejo, Dalmiro Garay, al máximo tribunal.

Garay fue uno de los alfiles de la primera gestión de Alfredo Cornejo y fue elegido por el actual gobernador para ocupar la silla a la que renunció Alejandro Pérez Hualde en el año 2018. Garay era una persona de estricta confianza y Cornejo premió su lealtad postulándolo para ser juez de la Corte. Hoy Dalmiro Garay preside el máximo tribunal y su cercanía con el Ejecutivo es difícil de disimular. El año pasado Cornejo propuso a Norma Llatser para reemplazar a Pedro Llorente y durante el gobierno de Rodolfo Suarez Teresa Day aterrizó a los apurones en el lugar de Jorge Nanclares. Cuatro de los siete magistrados de la Corte fueron nombrados durante el gobierno de Cambia Mendoza.

Pero en el Tribunal de Cuentas la injerencia del cornejismo es aún mayor. El órgano de control es presidido por Néstor Parés, alfil legislativo durante el primer gobierno de Alfredo Cornejo durante el que se desempeñó como presidente de la Cámara de Diputados. Otro "leal" en un cargo extrapoder.

A Parés se suman los vocales designados por el actual gobernador. Primero fue Liliana Muñoz de Lázaro, contadora que acompañó a Cornejo en la gestión como intendente de Godoy Cruz, llegó al Ministerio de Salud cuando Cornejo asumió como gobernador y luego fue elegida para reemplazar a Francisco José Barbazza en el órgano de control. 

Las autoridades del Tribunal de Cuentas en 2015. Solo Héctor Caputo (derecha)  continúa como vocal.

El año pasado, la renuncia de Mario Angelini abrió otra vacante y Alfredo Cornejo puso a otra personas que supo ganarse su confianza: el exsecretario relator Gustavo Riera. Ahora, la renuncia de Ricardo Pettignano le permitirá proponer a un tercer vocal.

La ascendencia del cornejismo se extiende más allá del Tribunal de Cuentas y la Suprema Corte. El gobernador fue quien designó al actual procurador de la Suprema Corte, Alejandro Gullé, con quien suele ir a la cancha a ver los partidos de Godoy Cruz. Bajo su mando, causas que comprometen a funcionarios marchan a paso lento mientras que otras que involucran a adversarios políticos avanzan a ritmo vertiginoso. El ejemplo más fresco es el del exintendente de Las Heras, Daniel Orozco, quien desde que dejó Cambia Mendoza cayó en desgracia y fue castigado por el Tribunal de Cuentas, el Ministerio Público y la justicia. Mientras eran parte del mismo equipo, Cornejo calificaba a Daniel Orozco como el mejor intendente de Las Heras desde el retorno de la democracia. El día después de que decidió ser candidato a vicegobernador de Omar De Marchi, le prometió -así lo afirma Orozco- que lo haría caminar por todos los pasillos del Poder Judicial.

En Mendoza los hilos del poder están concentrados en una sola persona. A pesar de que solo le quedan dos años de gestión y no tiene posibilidades de ser reelecto, Alfredo Cornejo se ha garantizado que aún sin sentarse en el sillón de San Martín conservará su influencia sobre la "cosa pública".

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